Primeros de Octubre, finalizando la temporada corcera, y por fin, hemos tenido ocasión mi perra y yo de quitar el polvo a todo el material de rastreo acumulado tras el largo estío veraniego.
En el coto que comparto con tres amigos más, para la temporada corcera, no he tenido ocasión en los dos últimos años, de hacer ningún rastro de corzo, ya que todos hemos estado muy finos en cuestión de disparos.
Pero este sábado ha sido diferente, por fin mi amigo Paco, me ha dado una ocasión, y de las buenas, para poder hacer un rastro de corzo.
El corzo fue tirado sobre las 08:15 y tras la reacción al disparo y la comprobación de restos de sangre y hueso, en el anchuss, Paco esperó hasta que todos los compañeros termináramos el rececho de la mañana, para hacer la correspondiente llamada de ayuda e intentar realizar el cobro del animal.
A las 11:15 estábamos comprobando el anchuss y verificando restos de sangre y hueso en el disparo. Tras las explicaciones de Paco a la reacción del animal al disparo, la observación de los fragmentos de hueso y la sangre venosa encontrada, me inclino a pensar que tenemos un animal con una extremidad rota. En concreto una extremidad delantera, por la reacción al disparo: salto hacia arriba y encorvado de la cruz. Sin embargo el cazador se inclina por una extremidad trasera, dada la posición del animal en el momento del disparo, lo que me hace dudar.
Iniciamos la búsqueda, pensando que la misma sería larga y que tendríamos que rematar el animal en el momento en que se produjera el levante de la pieza, por lo que pido a mis dos acompañantes que lleven el arma preparada para culminar el lance a la menor ocasión.
El rastro lo iniciamos en un prado, y el corzo en su huida, realiza una alocada carrera en la que traza un lazo de unos 30 metros hacia la izquierda, hasta que toma su vereda de huida el monte. Parece lógico este giro hacia la izquierda, pues sabemos que lleva dañada alguna extremidad del lado derecho, lo que sin duda le hará ir buscando siempre el apoyo hacia la izquierda.
Rastremos con mi perra teckel “Damila de los madroños” con 6 años de edad, y unos 20 rastros a sus espaldas, lo que me da plena seguridad de que tarde o temprano llegaremos al animal herido (que importante es la confianza en nuestro perro).
Decido colocar a la perra el collar localizador, por si hubiera que soltarla en la parte más densa del monte, llena de retamas, brezos y zarzas.
La perra analiza el anchuss y, se encamina, nariz en alto en la dirección final de la huida, sin querer trazar el lazo que realizó el animal en su alocada carrera. Esto me hace pensar que tenemos cerca al corzo echado, pero decido llevar de nuevo a la perra al anchuss y obligarla a trazar bien el lazo, para que centre el rastro por abajo. Así lo hacemos y la perra retoma el rastro, esta vez por los pasos del animal, y con la nariz pegada al suelo. El rastro lo lleva la perra perfectamente, confirmando con su nariz en el suelo las gotas de sangre que nos indican que llevamos la dirección correcta, mientras yo puedo comprobar el rastro dejado en la vegetación a unos 50cm de altura. Así hicimos fácilmente unos 300 metros, hasta que llegamos a una zona donde encontramos una cama de sangre y dos puntos más con abundante sangre que nos indican que el animal ha estado allí parado
Aquí la perra tuvo que sacar lo mejor de sí, y tras vueltas y vueltas, decido soltar a la perra para evitar que se fatigue en exceso tirando de la traílla, que en sus innumerables giros, iba trabando en la vegetación. Finalmente la perra sigue suelta hacia abajo, hasta llegar a unos prados, y tras varias vueltas en él, se vuelve buscando a su conductor.
Mientras, yo he podido comprobar que el corzo, al desencamarse, ha vuelto unos 10 metros sobre sus pasos y ha seguido bajando por una vereda en dirección a los prados de donde viene la perra.
Vuelvo a poner la traílla y continuamos el rastreo, confirmando con sangre cada pocos metros que vamos sobre los pasos del corzo. Llegamos al prado donde la perra se volvió, pero esta vez conmigo al final de la traílla, lo cruza sin dudar, girando nuevamente a la izquierda, hasta llegar al monte, donde puedo ver unas pequeñas gotas de sangre, justo antes de llegar a una gatera en una pared de piedra y alambres.
Ahora toca, meternos en una zona muy densa de bosque de zarzas y retamas, por lo que tras pasar la pared de piedra y alambre vuelvo a soltar a la perra de la traílla. . No habíamos terminado de pasar la alambrada, cuando la perra llega al corzo, que se levanta e inicia la huida a la carrera. La espesa vegetación no nos permite valorar el daño que acusa el corzo y menos, por supuesto, hacer un disparo de remate.
La perra, lo sigue latiendo, y yo observo el avance de esta en el mapa del Astro 320, mientras le cuento a mi amigo Paco, que la perra ya no lo va a dejar de perseguir hasta que lo pare…., y efectivamente tras 200 m de carrera la pantalla del Astro 320 indica “Dog tiene una presa acorralada”.
El primero en llegar corriendo al lugar donde la perra tiene al corzo parado es mi amigo Fabián, que viendo el cansancio del corzo, decide no disparar, y entrándole por detrás, mientras la perra lo acosa por delante, lo sujeta por los cuernos, girándolo rápidamente para tumbarlo en el suelo e inmovilizarlo. Así lo mantuvo unos minutos hasta que finalmente pude llegar yo al lugar y terminar con la agonía del animal, con mi cuchillo finlandés.
Terminado el lance y tras las felicitaciones por el trabajo en equipo, comprobamos que el corzo tiene un tiro que le roza la paleta derecha, rompiéndole la cabeza del humero, pero sin afectar a ningún órgano vital, lo que hubiera convertido su cobro en imposible de haber contado con un perro de rastro. El Gramin 320 indica que el rastreo ha durado 45 minutos y que la perra ha recorrido 1.930 metros
La satisfacción del cazador era notable, pero os aseguro que la mía era indescriptiblemente mayor, solo entendible por aquellos que disfrutamos de nuestros perros en esta otra modalidad de caza: recuperación de piezas heridas con perros de rastro.
Lamentablemente, las fotos realizadas durante el rastreo se perdieron en el monte dentro del telefono encargado de reportaje. Solo quedan las realizadas posteriormente con otra camara.
Un fuerte abrazo para todos.