Bueno, pues ante la aparente sequía de relatos y de intervenciones en el foro, os voy a colgar una serie de relatos que nos envía nuestro amigo Jean-Guy desde Bressols.
"Queridos amigos,
Sacudiendo mi pereza ,voy a mandaros algunos relatos... de fracasos famosos!
En cuanto a los cobros: más escasos que el año pasado, sin explicación lógica pues Azba está llegando al nivel de su maestra Urane, tanto en los rastros largos (3 horas) como en los latidos a parado (más de 3/4 de hora) y en las persecuciones (más de 1km).
Un fuerte abrazo
Aprendiendo de los fracasos
Estimados amigos,
Hace un montón de días que no me pongo en contacto con vosotros pero no os olvido: la verdad es que sigo disfrutando los relatos del foro y me encantan los cobros de Migui con Rom, de Tirso Leal con Kaiser, de Carlos Cayuela con Damila, de Paco Ronchas con Mega… y otros más ! Por otro lado, los últimos cobros de Azba, aunque cada vez más interesantes, no me parecen ser suficiente motivo para un relato o enseñanza.
Hoy, decidí contaros cuatros fracasos mas pedagógicos;
Que disfrutéis!
Primero, el de un jabalí anfibio, 6-7 de octubre en Saint Nicolas de la Grave (82)
Llamada telefónica a las doce : el cazador hirió al acecho un gran jabalí ayer al anochecer en la linde de un maizal. Por la mañana, siguió el rastro de sangre con un perro atraillado hasta otro maizal a 800m, donde perdió el rastro.
A las cuatro de la tarde, llegamos al anschuss (H 22); tres cazadores me acompañan: chorros de sangre proyectados en los pies de maíz , lo mismo que con una bala de corazón. Por supuesto, Azba toma el rastro con facilidad y prisa para llegar en menos de 10 minutos a la zona muerta con las últimas gotas de sangre en el suelo en el medio del rastro. La tierra muy seca no permite comprobar con las huellas. Azba suelta realiza varios círculos cada vez más grandes, tratando de encontrar la salida… sin éxito.
Al cabo de un cuarto de hora decidimos tratar de recortar el rastro con una vuelta de mas de 100 m de radio… con suerte: la perra señala varias gotas de sangre y sigue un rastro que sale del maizal bordeado por un arroyo cubierto de vegetación. De nuevo, zona muerta: Azba busca a lo largo de las dos orillas sin encontrar nada. El agua turbia indica que algo atravesó pero el rastro se desvanece en el rastrojo del otro lado.
Los cazadores piensan que el jabalí se fue para atrás y por casualidad, encuentran en el barro una huella que regresa. La perra toma este nuevo rastro de mala gana, cruza el maizal y sale al lado opuesto donde desencamaron corzos por la mañana!
Dos cazadores desanimados se marchan y con el último, intento la ultima maniobra posible dado que empieza a atardecer: propongo un corte en las dos extremidades del maizal de unos 600m de largo. Nada en el primero. Para llegar al segundo, voy a cortar por el rastrojo a 50 m de la orilla del riachuelo. Al llegar al nivel de la zona muerta, Azba senala unas pajas y toma un rastro decididamente; comprúebo con papel blanco: es sangre!
A pesar del anochecer, quiero llegar hasta el próximo soto a 300 m para marcar la entrada y seguir mañana. El rastro da una curva hacia la izquierda y atraviesa un labrado para alcanzar el soto que es en realidad un arroyo. Azba lo cruza y sigue por la orilla opuesta hasta una carretera y un puente, cruza de nuevo el arroyo por debajo del puente y sigue la orilla en un labrado hacia el linde de un monte a 200 m; ahora es de noche y de la perra no puedo vislumbrar más que los relámpagos rojos del collar localizador. Al llegar al monte, Azba quiere entrar. Huele a jabalí y sin la experiencia de los catalanes de AEPES para rastrear de noche, me parece que es momento de parar; regresaremos mañana.
Día siguiente a las 8 (H 36): el tirador y un perrero que conoce bien la zona están en la cita. Me indican que llegamos a una querencia habitual de los jabalíes. Doy a los dos acompañantes 10 minutos para que puedan llegar a sus puestos de tiro y entro en el sucio: una marisma con vegetación espesa que la perra atraviesa atraillada sin desviarse para desembocar rápidamente al otro lado y seguir por los campos a la orilla del riachuelo.
Un km más allá, entramos en una alameda con hierba alta y muchas ramas en el suelo. El jabalí atraviesa en linea recta dejando escasos rozados secos. Otro km y alcanzamos el río Garonne. La perra sigue por las orillas dentro de una vegetación espesa con arboles arrancados. La suelto. Después de 400 m regresa por sus pasos, comprobando todas las salidas hacia el campo y hacia el agua. Señala una entrada al río, oliendo el agua y varias veces regresa hasta este sitio y al final, se hecha al agua.
La llamo. Seguro que el jabalí entro al rió … para atravesar (unos 300 m) o para dar una vuelta y regresar a la misma orilla rió abajo o arriba, lo que vamos a comprobar de inmediato. Ninguna salida marcada por la perra en 200 m. A ver en la orilla opuesta …
Regreso a los coches, contacto con el presidente de la sociedad de caza de enfrente y llegamos a una isla cultivada de unas 300 ha. Dos idas y vueltas a lo largo de la orilla : 400 m río arriba y 400 m río abajo… y nada. Ningún rastro. El jabalí ha desaparecido por completo.
Aquí se termina la búsqueda con un fracaso. Pero, ¿que más podría haber hecho?
Enseñanzas :
1-Las heridas mas sangrientas no son siempre las mas graves. En este caso, pienso en una herida de garganta con una mano herida. Ningún encame en el lodo y poca sangre después del primer km
2-Posibilidad que el jabalí se hundiese en el río con una mano suelta (explicación fácil y poco probable)
3-Mejor rastreo el segundo día aunque las condiciones meteorológicas no habían cambiado ;
4-El corte: ultima solución… a reservar para perros ya experimentados y sabios en el cambio de pieza
Próximamente , los otros relatos…"