El jueves por la noche estuve de espera y tiré un cochinete de unos 45 kilos. Estábamos casi seguros de que se había ido tocado tras irse corriendo de forma rara. Cigarro de rigor de mi compañero, llamamos al orgánico que viene con una teckel y vamos al tiro. Él dejó suelta a su perra y nosotros fuimos hacia el tiro con mi perrillo atraillado.
Zar tiene 9 meses y poca o ninguna experiencia en caza. Algunos rastros artificiales y 3 conejos es lo único que había visto hasta la fecha.
Cuando llegamos al tiro vemos la sangre (uno respira al saber que no ha fallado) y en seguida Zar se pone al rastro. Va señalando la sangre (se veía perfectamente y en algún momento se veía un resbalón y hasta un trozo de hígado) y al cabo de un rato pega un quiebro a la derecha. Las dos personas con las que iba no vieron sangre por donde iba el perro y siguieron hacia otro lado buscando rastro. No sabíamos nada de la otra teckel y nos extrañaba que no ladrara. Como mis compañeros iban para abajo, y el perro creía que iba menos fijo, llamo a Zar para dirigirle hacia donde estaban ellos. Al minuto ya oímos a la otra perra ladrar y nos dirigimos hacia allí. Cuando llegamos estaba justo a unos metros de donde saqué a Zar del rastro para llevarle hacia otro lado (si le hubiera dejado en unos segundos hubiera llegado a la pieza)
Por eso digo que ha sido un rastro a medias ya que a pesar de haberlo seguido durante 100 metros no llegó solo al final. El bicho lo olisqueó pero ni lo ladró ni lo mordió a pesar de ver a la otra perra como una fiera.
Además siempre quedará la duda de si siguió bien el rastro de la sangre o también le ayudó el rastro que podría haber dejado la otra perra.
A pesar de haber hecho muchas cosas mal (ir con otro perro, no dejarle seguir tranquilo su rastro y no felicitarle muy efusivo) me vuelvo contentísimo para las pocas veces que ha salido Zar al campo y ser su primera experiencia de caza real.
Para mí más que conseguido.
Apunta maneras este teckel de Vianzar.