Quisiera compartir con vosotros un par de rastreos que tuvieron lugar en el día de ayer, martes 17, como consecuencia de un permiso para descaste de jabalíes con arco.
Cuando iba cayendo la tarde sin prácticamente viento, pensé que Sota, mi Sabuesa de 15 meses, tendría otra nueva oportunidad de rastreo pero no solo por mi parte si no también por alguno de mis compañeros de esperas que no tienen perros.
Era temprano todavía, había algo luz y entraron en la "plaza" tres marranchones, la madre estaba mas desconfiada y daba vueltas y mas vueltas sin dar la cara, al final decidí soltar la flecha sobre unos de los jabatos, intuí que estaba bien colocada y la perra tendría poco trabajo, cuando miro el teléfono y me dice uno de los compañeros que ha tirado a una guarra, esperamos otra hora en el puesto y decidimos bajarnos a buscar.
Después de varios rastreos positivos para la perrita, voy teniendo cada vez mas confianza en ella, dos dirigimos primero al puesto de mi compañero, cogí la perra atraillada me dio las explicaciones pertinentes y puse a la perra en el anschuss, había un salpicón de sangre, Sota olisqueaba y movía el rabo, empieza a avanzar y el rastro era visible, por el color no parecía sonrosada, simplemente roja sin ser oscura, mi compañero me decía que la cochina no podía estar muy lejos, tenía la seguridad de que las 75 libras de su arco y la punta de dos hojas colocada en su sitio habían hecho su trabajo, pero la perra continuaba ganando metros, nos encontramos una primera cama empapada de sangre a 200 metros, costaba avanzar por el fuerte jaral y chaparral espeso pero la perra continuaba muy fija marcando gotas y mas gotas, me arrastraba, me arañaba los brazos, pero yo quería conseguir mi meta, después de 600 metros donde me marco la perra la última gotita de sangre hizo un giro a 90º, para salir del jaral a un pastizal abierto, ya no conseguí ver mas sangre y cuando avanzó otros 300 metros, se empezó a complicar con otros rastros de la noche, cogí a Sota en brazos y la coloqué de nuevo en la última marca, así otras dos veces y nada decidimos abandonar ese primer rastreo después de dos horas y dirigirnos al segundo.
El segundo fue el mío en el cual tenía mucha confianza para ofrecerla un buen premio a Sota, era la 1,00 de la madrugada cuando comenzamos el rastreo, a los 10 metros del anschuss, en una vereda, me marca la perra sangre en dos jaras bien manchadas, pero creo que un poco alta, continuamos dentro de un jaral 300 metros y la perra seguía marcando algunas gotas, de repente se gira y se mete en el cauce de un arroyo seco para en unos metros cruzarle y pasar a otra ladera llena de jaras, 200 metros mas adelante entramos en un chaparral impenetrable con encames de jabalí, pequeñas veredas hechas por ellos, la perra tan pronto iba hacia arriba como hacia abajo, el cansancio me hizo no marcar la última sangre, decidí coger a la perra en brazos y sacarla de allí.
Cuando llegué al coche chorreando de sudor miré a la perrilla y daba la sensación que estaba triste por el trabajo y el esfuerzo realizado para nada, fue una noche un poco agria, tan solo pude hacer un arrastre de un marranete que había matado el tercer compañero para darla una alegría y creo que la benefició.