Decepcion con Cisca

Apreciados compañeros,

Esta semana pasada hemos estado con unos compañeros recechando venados a la berrea en Asturias. Para no variar, Cisca ha estado a mi lado en todo momento, pero como todo no podía ser tan perfecto, ha llegado un momento de incertidumbre para mi. El martes 23 era mi día.
La berrea estaba bastante bien, y a las 6 de la mañana puesta en marcha con el guarda, y un buen amigo. La mañana era bastante fría en la reserva de Aller, pero aquello prometía ya que los venados iban berreando. Una vez llegado al collado que teníamos que salir, empezamos a ver y a valorar algún animal. La cara de Cisca era de asombro ya que nunca había oído nada similar. Lo bueno es que no se le dio por ladrar al oírlos, ya que era un miedo que yo tenia. Al rato vimos un ejemplar bastante bonito que cumplía mis expectativas, y sin dudarlo le hice la entrada con Cisca atada en bandolera. Logre aproximarme a uno 170 metros y el venado seguía berreando tranquilamente. Tuve suerte que las ciervas que le acompañaban, estaban un poco mas altas que el, y no me podían ver al estar dentro del helecho. Cuando encontré un punto de apoyo tire, dando bien al codillo del animal, pero este hizo unos 50 metros y cayo rodando unos 60 o 70 metros mas abajo. Era un rastro muy fácil, ya que desde arriba se veía el venado mas abajo, pero era el momento de probar a Cisca, con este nuevo animal para ella, y además siempre suelo aprovechar hasta el mas mínimo rastro, para hacerla trabajar un poco. Así que al cabo de un momento, allí estabamos, en el anchuss con Cisca dispuestos a empezar el trabajo. Mi sorpresa fue que al darle la primera gota de sangre, no quiso saber nada de ella, ni del abundante rastro que dejaba este cuesta abajo. Estuve un buen rato incitando y animando a la perra a que lo siguiera, pero no hubo manera. Cuando llegamos al venado, a la perra no le hacia ninguna gracia, pero no tardo en empezar a lamerle la herida como siempre hace. Yo pensé que se le había quitado el miedo, o la manía que no entiendo, pueda tener a esta especie. Al cabo de dos días era el turno de mi compañero. Allí volvíamos a estar con Cisca para ver si aquello fue un mal día para ella. Después de tirarle al venado mi amigo, este hizo unos 100 metros, y yo pensé que le vendría muy bien a Cisca de repetir la operación, pero cuala fue mi sorpresa al llegar al sitio de partida con otro gran rastro de sangre, que la perra no volvió a hacer ni el mas mínimo caso a este. La estuve intentando ayudar y animar a seguirlo, pero tampoco hubo manera de que lo hiciera. Al llegar al Venado se lo miraba de lejos pero como el primero le costo acercarse, para al final lamerle la herida y comer un trocito de carne de este que yo mismo le di. No se porque debe de ser pero si alguien de vosotros le hubiera ocurrido algo similar o sabe a que puede ser debido me gustaría me lo explicara.
Os pongo una foto de mi venado y Cisca.
Gracias
Saludos

David Rodriguez[img][/img]

Hola David.

La verdad es que lo que nos cuentas de Cisca es, a mi modo de ver, raro. Generalmente el rastro de sangre del ciervo es muy atractivo para los perros. Por tus relatos veo que tu perra ya ha hecho un buen rastreo de corzo, es decir, que ya ha demostrado interés en rastrear. No se si has trabajado con Cisca en rastros artificiales pero quizá deberías insistir en ello (todavía es una cachorra) y conseguir que tenga una fuerte motivación por seguir cualquier tipo de rastro de sangre. A mi con algún cachorro algo reticente me iba muy bien motivarle durante la pista con algunos trocitos pequeños de carne (pequeños para que se los trague de una vez y no se entretenga y despiste masticando).

Sí me ocurrió con mi primer teckel que hasta que cumplió más o menos un año, rechazaba por completo los rastros de jabalí. Posteriormente he leído en varias ocasiones que esto puede ocurrir. Esto se le pasó y posteriormente cobró bastantes. Con rastros de ciervo nunca me ha ocurrido.

Lo que si me permito aconsejarte es que, a pesar de lo frustrante que resulta cuando se tiene tanta ilusión con un perro, jamás pierdas la calma con ella cuando te ocurra algo parecido. Si te enfadas y la riñes porque no quiere seguir el rastro, obtendrás el efecto contrario al deseado. El rastro de sangre debe ser para ella una oportunidad de disfrutar y de hacerte disfrutar a tí, y es importante que no lo relacione nunca con una bronca o un enfado por tu parte.

Yo tengo a este respecto una experiencia desgradable. Después de una montería, fui con Tula (una teckel que tenía entonces dos años y ya había cobrado ciervos, jabalíes y corzos) a rastrear un jabalí herido por uno de los cazadores. Había un rastro de sangre bastante claro, pero la perra estaba más pendiente de los perros de rehala retrasados que iban acudiendo a la recogida, las voces de los perreros, las tres personas que nos acompañaban, etc. Estaba totalmente descentrada y acabó por descentrarme a mí. La regañé fuerte y, después de intentar que trabajara durante más de 20 minutos, la saqué del rastro "con cajas destempladas" y francamente enfadado. Guardé la perra en el coche, traté de pistear el jabalí de vista, pero dejó de dar sangre (o la perdí yo mismo) y nunca lo encontré. ¡Gravísimo error! Tula no solo estuvo muy tristona durante varios días, sino que én las dos ocasiones que tuvimos al día siguiente no quiso rastrear.

Gracias a Dios y a los "mimos" que le prodigué durante los dias siguientes (sin duda fruto de mis remordimientos), volvió por sus fueros y empezó nuevamente a "funcionar". Lo que tenía que haber hecho era sacarla del rastro, esperar unas horas y volverla a poner, ya sin distracciones en el monte. Estoy convencido de que habríamos encontrado el jabalí.

Un abrazo y no desesperes.

Estimado David,
Yo creo que el problema puede ser otro y es una situación que ha sido mentada.
Yo no me llevo mucho los perros al puesto y ni siempre recechando los llevo. Si tiro y hay que pistear me voy al coche e saco el perro y bien, ya sabe a lo que va y si acaso llevo dos o más, las ganas que tienen de ser ellos a hacer el pisteo los pone aun más listos para hacerlo bien. Solo suelo llevar el perro cuando el rececho es longo, cuando hay que andar bastante, no cuando es cerca o hay que estar muy muy quieto.
El problema que veo es que nos centramos demasiado en adiestrar el cachorro para andar a nuestro lado, sin hacer ruido, que no va tirando de la correa, que no quede atrás, que pase por nuestro paso, que no ladre, que no gruña… Es mucha orden y demasiado temor que le metemos en la cabeza, demasiados no y tonos amenazadores. Lo que suele asociar el no a la caza, al bicho, a la pista, iguales a las situaciones que no le dejamos investigar, seguir o a su voluntad cuando nos desplazamos en el campo. Así que creo que primero muchos rastros, mucha rutina de pisteo, pocas ordenes, mas afectividad y animo y solo después la rutina del buen comportamiento, de furtividad, de rececho, como buenos cómplices. Quizás dejarla crecer un poco más y bien pensar la cosa. Animo!

Un saludo,

Luis

Puede ser lo que comenta Luis, auqnue yo no tengo nidea y estoy al igual que muchos de los foreros iniciandome en esto, y si te voy a dejarte un comentario es apra decrite...¡¡¡Que pavo!!!!Y con lo bonito que es Austurias, que gozada! Que pena el perro, hubiese sido precioso!

La proxima ira mejor, seguro que lo vio tan facil que ni se molesto!

Suerte y buena caza.

Hola a todos:

Me reintegro a la vida normal después de unas relajadas vacaciones que han tenido como colofón un catarrazo de órdago.

En mi opición el asunto puede deberse al conocido efecto "Tojo". No es la primera vez que veo hundirse a un baviera en estas tierras de Asturias. Creo que la abundancia de esta planta causa enorme desazón a los perros no acostumbrados y les hace fracasar en el rastreo. Lo he visto como digo varias veces. De ahí que es importante entrenar al perro en las condiciones más desfavorables.

Saludos

Gerardo Pajares