Después de una larga temporada sin regalarnos ningún relato, Jean-Guy nos envía estos dos, con sus correspondientes "enseñanzas". Para los que aún no le conozcais, Jean-Guy Gendrás es un experimentado conductor de perros de sangre de la UNUCR francesa, ponente en muchos de nuestros cursos y conductor honorífico de AEPES. Ahí van.TRES BENDICIONES EL MISMO DIA O LOS RASTREOS DE URANE EL 21 DE JULIO 2011 EN TARN-ET-GARONNE ( FRANCIA ).
1ª- El corzo que planto cara : un relato con poco interés , excepto el error de una perra no experimentada.
Son las once de la tarde en Bressols. Me llama Moïse D., un cazador experimentado y muy serio que varias veces en los últimos años necesitó los servicios de Urane. Al anochecer, acaba de tirar un corzo que se echó al monte y que dejó sangre a los diez metros.
Conociendo al tirador, no necesito mas informaciones: la cita será en la iglesia de Montagudet mañana a las nueve y media.
Llegamos los dos puntuales ; el presidente de la asociacion de caza ha venido con sus dos hijos menores . Sin perder tiempo, salimos hacia el coto con los coches y llegamos a una finca aislada en un vallecito del monte donde viven tres ancianos. Saludos cordiales y explicaciones . Tomo la decisión de rastrear con Azba (la hija de Mara y de Zivo, once meses), decisión atrevida dado que no se conoce la naturaleza y la gravedad de la herida. Luego bajamos hasta el anschuss a unos 150 m. Solo me acompaña Moïse con sus 82 anos, lo que requiere algunas precauciones y augura una ayuda escasa. Desgraciadamente, el presidente se queda al coche con sus hijos.
El anschuss (¡no marcado!) junto a la linde del bosque; el corzo tirado desapareció imediatamente. La vegetación está humeda , por eso la sangre roja queda visible en las zarzas. Azba, atraillada por supuesto, sigue el rastro unos 150 m cerro arriba y llega a un encame con mucha sangre rodeado de otras camas frescas. La perra da varias vueltas en la pendiente y las espesuras (no la puedo ayudar) antes de subir hasta los pies del acantilado, apresurando fuertemente su paso. Desembocamos en la llanura de praderas y cultivos. Nada de sangre, pero sí unas pezuñas de corzo muy frescas : el nuevo rastro será caliente . En este momento la problemática es doble : ¿estamos siguiendo el corzo herido u otro ( la corza ) ? En el mejor de los casos, una persecución libre va a resultar imprescindible. Por eso, decidí detener a Azba y empezar de nuevo con Urane.
Media hora más tarde, Urane atraillada llega al encame y sin dudar toma un rastro que baja hacia el fondo del valle entre matorrales y hierbas altas. Nada de sangre, pero sí una actitud característica de la perra que anda con cautela mirando a menudo por delante y a los lados, lo que significa que se prepara para encontrar la pieza. Subimos por la ladera opuesta sin encontrar nada. El rastro sale del bosque y desemboca en un rastrojo donde la perra da una pequeña vuelta y regresa a la linde espesa del monte. ¡Ay! Ignorando la configuración del terreno, no tengo otro remedio que seguir, reanudando el rastreo con el medio de locomoción habitual del conductor, es decir, a gatas. Por suerte Urane al otro extremo de la correa emite dos latidos breves, señal de que quiere seguir suelta; obedezco sin vacilar.
En menos de un minuto, el GPS indica 310 m y rapidamente regresa: 280, 190 y, de repente, ¡latidos de persecución! Momento de viva alegria y de reflexión intensa : que hacer, ¿bajar corriendo o quedarse en el linde por si acaso el corzo decide abandonar la espesura, volviendo en su propio rastro? Opcion n° 2 : urgente esperar.
La persecución parece seguir al fondo del valle; trato de adelantar los latidos intermitentes : ¿no estará la perra en parada? Unos 300 m más adelante los latidos llegan mas rápidos , mas fuertes y parecen estáticos, lo que confirma el GPS « Urane late a parado ». Es la hora de bajar a ayudarla, pero sin precipitacion y tratando de cortar la dirección de huida. Los latidos no se mueven y llego rápidamente a la parada: Urane late a parado a mis pies, a unos 6 metros del corzo que en pie planta cara y la amenaza con una única cuerna, la otra colgante. Dos fotos y un tiro de la 444 en el cuello, de frente… ¡fallado! El corzo se echa de nuevo al monte, enseñándome un jamón izquierdo abierto con la bala de 300 del tirador (de veras los calibres pesados nos gustan; ¡de momento no se encuentran por aquí los canones de 20 mm! ). La perra alcanza a la pieza en 80 m y esta vez la derriba. Remate a cuchillo, muerte y honores.
Enseñanzas :
1-El corzo y la corza permanecieron mucho tiempo en los encames ; al oir nuestra llegada, supongo que huyeron en dos direcciones opuestas, la corza cuesta arriba, y el herido valle abajo y sin dejar sangre. Azba, poco experimentada, tomó el rastro de la corza. A mí me toca la falta : sin conocer la gravedad de la herida (ningún hueso quebrantado en el anschuss), resulta poco razonable rastrear con una perrita que totaliza solo dos cobros.
2-La secunda tentativa con Urane atraillada me permitió localizar el cambio de rastro de Azba.
3- En cuanto a la cuerna colgante : el tirador describió la pieza con la cuerna izquierda perpendicular a la otra. Al examinarla, se vio claramente que un accidente anterior de varios meses habia deribado la cuerna con parte del hueso frontal que estaba soldándose de nuevo a la frente… hasta la huida, donde se enganchó y fue derribada de nuevo.
2ª- El corzo desaparecido con un supuesto calentón de agujas. Son las diez y media del mismo dia : estoy rastreando el corzo de Montagudet. Me llama el senor L, un aficionado al rececho de corzos que reserva cada año unos sesenta precintos en el departamento y, en consecuencia, un buen proveedor de rastreos para Urane.
Ayer por la noche tumbó un corzo muy bonito cerca de la aldea de Castera Bouzet en un rastrojo, a 160 m y con bala de 243. Al tiro la pieza se cayó de atrás y quedó tendida, moviendo todavía las patas. Dudó en ir a rematarlo o regresar a la carretera para ir a recogerlo con el coche. Se fué a su coche y al regresar al anshuss, se dio cuenta que la pieza había desaparecido sin dejar señales de herida.
Regresó a la mañana siguiente con un amigo y empezaron a buscarlo en los lindazos que rodean el campo por tres de sus lados, sin éxito.
Cita a las doce y media delante de la iglesia del pueblo (siempre debe ser un punto fácil de identificar). ¡Me esperan con un tentempié y vino rosado! A la una de la tarde llegamos al rastrojo, un campo de 250mX300m : dos corcitos pastan en la parte izquierda del cultivo y se echan al seto cuando aparecemos al descubierto. ¡Eso no va a facilitar el asunto! Empezamos a buscar el anschuss, perra suelta . A pesar de varias vueltas por la zona supuesta, Urane no señala nada y se dirige hacia el seto opuesto para controlar la linde. Penetra en dos puntos diferentes pero regresa imediatamente. Voy a apoyarla ; las zarzas están aplastadas por el pisoteo. El seto, de unos 20 m de anchura, consta en su parte central de un canal de riego profundo de 2 m, con orilla opuesta abrupta e infranqueable. Al ver los palos desgarrados de tamaño de la muñeca (escodaduras), estamos en el territorio de un corzo viejo. Urane baja a bañarse varias veces y no indica ningún rastro. Acabamos de explorar el seto de la dirección de huida más probable. Quedan los dos otros lados. La zona donde estaban los dos corcitos interesa mucho a la perra, que vuelvo a llamar insistentemente. La inspección del tercer seto resulta negativa.
Nos reunimos con el tirador y nos convencemos de que será un calentón de agujas sin sangre, con el rastro desvanecido después de 16 horas : hoy no cobraremos este magnifico corzo (según el tirador).
Sin embargo, antes de abandonar sin remordimiento, les propongo un último intento en la linde opuesta del seto. Urane no se muestra muy entusiasmada. Buscamos un puente y empezamos a recorrer la orilla opuesta. Ningún indicio en la parte derecha. El seto central esta bordeado por un maízal ; Urane anda a mi altura , a unos 30 o 40m dentro del maízal. Sigo pensando en un fracaso asegurado, sin preocuparme mucho del sonido de su cascabel. Unos 200m mas allá me doy cuenta de que se ha retrasado. Cinco minutos más tarde, la perra no regresa y sigo oyendo la campanita siempre en la misma zona. Entro en el maizal para comprobar si por casualidad la perra ha encontrado algún indicio. Sorpresa : ¡está con el corzo muerto con una bala que le entra por las tripas delante del jamon y posiblemente estallada contra la articulación del fémur opuesto quebrantándolo, sin salida! Gotitas de sangre negra han manchado la tierra en la cama, sin ningún otro indicio en la base del maíz. Toco a muerte ; el tirador esta en la gloria : ¡de verdad, aquel trofeo será medalla de plata!
Enseñanzas:
1 Error de diagnóstico : las reacciones al tiro indicaban una bala de apófisis, que nos desanimó desde el principio de la búsqueda : cuidado con las conclusiones precipitadas.
2 Los cortes (siempre doblados) se revelan la última esperanza cuando todo ha fracasado… ( exitosos de vez en cuando ). El problema después queda en la identificación de los rastros encontrados sin sangre : casi imposible sin perro experimentado.
3. No comentaré los errores sucesivos del tirador que fueron numerosos. Él no merecia este éxito
3ª Bendición (estaba a punto de olvidarla): ¡fué la oportunidad de acoger a cenar el mismo día al socio de AEPES Karlos Loinaz y su mujer Bea!Un fuerte abrazo a todos con mis deseos de éxito para vuestros futuros rastreos
Jean-Guy Gendras 
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Vie Ago 05, 2011 8:37 am
