Por poco!
En una mañana de esta temporada, tuve la desgracia de herir un Jabalí hembra que acompañaba a una piara de 5 individuos. Entraron al puesto de repente y sólo pude apuntar al último, tocándole trasero y atravesando el jamón. Por lo que continuó su ruta sin parar un instante y perdiéndose en la espesura del bosque. Al momento me acerqué al
anschus y divisé sangre y un poco de carne. La seguí detenidamente, marcando cada indicio que iba encontrando durante unos 25 metros. Es entonces cuando me dí cuenta que el rastreo no seria fácil…
Los perros de la batida andaban siguiendo otros jabalíes y no había ninguno dispuesto a buscar mi herido. Esperé a que terminara la batida y fui a buscar a Caban (que a parte de rastrear por cuenta ajena, también lo hace para su compañero). Empezamos el protocolo y nos enmarañamos por una umbría oscura y cuesta abajo, pero planeando ligeramente, donde la traílla nos jugaba malas pasadas a causa de la densa vegetación (desgastando a perro y conductor), pero no quería soltarlo ya que intuía que, por el tiro, el jabalí recorrería mucho terreno antes de enfrentarse a Caban y no disponía de collares localizadores…
El rastro nos iba conduciendo al fondo del barranco y llegamos a una rasa seca que acabamos atravesando. Cuando nos dispusimos a seguir una solana cuesta arriba, miré el reloj y ví que había quedado con un compromiso en una hora. Entonces decidí abandonar obligatoriamente la faena.
Pero mi cabeza no paraba de ordenar las piezas del puzzle y decidí volver al día siguiente por la tarde, al cabo de unas 30 horas aproximadamente.
Nos pusimos a un lado de la rasa para volver a coger el rastro y sin dudarlo Caban empezó a subir solana y ya vimos la bendita sangre…
En la parte más alta, decidió seguir bordeando unos campos y encontró un mancharón de sangre en el pasto cómo si se hubiera quedado tumbado…. Entonces Caban paró de ratrear y ladró.
Me dí una vuelta por el entorno y encontré unos casquillos del 30-06 muy nuevecitos, y al subir al campo, unas rodadas de vehículo y un rastro de sangre…..que se perdió!
Resulta que el día de la batida cazábamos dos collas en una misma gran mancha juntos, aunque no revueltos, y el jabalí al que yo tiré recorrió un kilómetro y pico hasta que encontró una postura de la otra colla que lo remató.
PD: De haber tenido el collar localizador, el rastreo hubiera sido mucho más rápido, menos cansado para ambos y hubiéramos ayudado al otro cazador a cargar la pieza al vehículo.
Saludos y buenos rastreos!