Se acabó la mala racha

Dios aprieta pero no ahoga, dice el refrán. Después de cuatro rastreos seguidos sin éxito (el último antesdeayer, sobre una cierva empanzada y con Zivo literalmente "a por uvas"), ayer triunfamos en el cobro de un buen guarro, herido de riñones y que no dejó sangre visible. Murió a unos 80 metros del tiro, en una zona con mucho monte. Zivo lo latió a muerto, cosa que normalmente no hace. Decir que media hora antes lo había estado buscando sin éxito un perrero, que se metió allí con media rehala. Alegría e inyección de gasolina para soportar nuevas curas de humildad. Otra vez mi frase favorita esta temporada: ¡qué difícil es rastrear en montería!

Bien por Zibo. Dejaria el pabellón bien alto consiguiendo el sólo lo que una rehala entera no fué capaz.

Enhorabuena también al conductor, pues ha sido imagen de su esfuerzo y bien hacer.

Un saludo.

Ander Garmendia Lopez.

El problema de la rehala no es que no encontrara el guarro (que seguro que algún perro pasó por él), el asunto es que si está muerto - y más al final de la montería - lo más normal es que los perros pasen por su lado y casi ni lo miren. De esta forma son de poca ayuda para encontrar un bicho muerto. Normalmente lo que hacen es contaminar el rastro y dificultar la labor posterior del perro de sangre.

¡Enhorabuena Álvaro y Zivo!
Efectivamente, los perros de rehala lo encuentran y lo muerden pero no ladran y no nos enteramos. Nos podemos fijar si traen sangre, siemprevque no la tengan de un agarre anterior.

Saludos