A mi me parece una idea muy acertada. Yo me lo plantee el año pasado, cuando Zivo (BGS) tenía dos años y medio. Pensé en hacerme con otro perro a no mucho tardar, porque desgraciadamente el trabajo de nuestros compañeros no está exento de cierto riesgo. El año anterior un jabalí había matado a mi perra Tula, y pensé que si le pasaba algo a Zivo (Dios no lo quiera), entre que me hacía con un cachorro y lo preparaba para los astros reales, me iba a pasar casi dos años en el dique seco. Con un empujoncito del amigo Tirso, llegó a casa Tosca. Si se puede, tener dos perros es una garantía de continuidad en nuestro trabajo si vienen mal dadas.
La desventaja es que, cuando ambos perros estén preparados para el rastro real, necesariamente tendrán que repartirse las oportunidades de rastreo. Si no se tienen demasiadas ocasiones de trabajar con los perros, esto puede suponer un problema. Un perro de sangre necesita rastrear y cuantos más rastros reales pueda hacer, mayor será su experiencia y su eficacia.