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 Para Tita (2ª Parte)

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MensajeTema: Para Tita (2ª Parte)   Para Tita (2ª Parte) Icon_minitimeDom Jun 07, 2009 7:06 pm

Segunda parte del relato de Antonio Chaín "Para Tita"

PARA TITA (2ª Parte)


Querido Luis, hace unas semana te enviaba la primera parte de un relato, se trataba del cobro de un corzo que se me había cruzado la temporada pasada con aquella teckel de pelo duro que me habías dado, Tita, la perra tenía dos años y con ese cobro se había doctorado en el difícil arte que para mí es el rastro de sangre.

Cuando escribí la primera parte tecleaba las palabras con la arrogancia que me daba, perdón que creía que me daba, la experiencia acumulada en muchos años de rececho y muchos cobros con otros perros que habían pasado por mis manos, incluso me permitía ser sarcástico pues últimamente hago algo con la caza que nunca hasta ahora había hecho con nadie, mirar por encima del hombro, esa falsa altivez te hace dogmatizar y te crees poseedor de la razón absoluta, lo difícil no es alcanzar un grado de madurez, pericia o sapiencia, lo verdaderamente es mantenerte ahí e incluso seguir intentando aprender algo, más difícil todavía es enseñar eso que sabes sin creer, como creían los Cesares, que eres mortal.

Si estuviésemos hablando mis palabras se verían entrecortadas por la congoja que me aflige, aún así he de espaciar las sílabas y los golpes al teclado parecen propios de un tartamudo, no puedo evitar detenerme en cada párrafo mirando al campo a través de mi ventana para luego volver la vista hacía mis piernas intentando apartar a la Tita, que zalamera busca una caricia, por desgracia ha sido Tita, al igual que aquellos esclavos que sostenían la corona de Laurel de los emperadores, la que me ha recordado que somos mortales, mortales y mundanos, ahora que apenas hace veinte horas que se fue, todavía intento despertar de este sueño que me aflige y que me ha robado un trocito de alma, sin duda la segunda parte de mi relato, el cobro de aquel corzo en Vilariño, será una de las epístolas que más me habrá costado escribir en toda mi vida y no lo haré por enviarte un relato, ni lo voy a hacer para endulzar mi ego, lo voy a hacer simplemente porque ella…se lo merece.

Para Tita (2ª Parte) Chain2



El Corzo de Vilariño (Segunda Parte)

Pico el rastro cuando ya la noche se adueñaba del pastizal, a lo lejos el cárabo secundo su primer latido, llevaba el rastro bueno, con la luz del frontal encontré un par de indicios, un trozo de intestino, sangre sucia con restos de comida procesada, era evidente que el corzo lleva un tiro trasero y bajo, totalmente entripado lo cual hacía prever un rastreo largo y como no, complicado, para colmo de males comenzó a diluviar de nuevo, no confiaba mucho en la perra porque a pesar de haberla puesto en varios rastros este cobro pintaba de lo más complicado así que supuse al corzo echado en la proximidad de un lindero del monte, el terreno era abrupto con vegetación muy alta y totalmente lleno de espinos, para colmo los tojos comenzaban a adueñarse de lo que antes fue pastizal, si ya se hacía complicado para mí que cada tres o cuatro metros enredaba las botas en la maleza, que no sería para mi teckel pues además de sus cortas patas mi trallo de diez metros le impedía coger ritmo en la persecución, aún así medio a ciegas pues para colmo de males el frontal se había apagado y solo tenía una linterna cuyo haz de luz era del todo inoportuno, sin embargo me guiaba por los latidos de la perra que iba en franca progresión tras la demanda del corzo herido.

Por fin ganamos la linde del monte, aferre la trailla cuando Tita marco la entrada, la verdad es que era un poco decepcionante pues esperaba encontrar el corzo en ese mismo sitio, sin embargo estaba claro que el animal se había escabullido por la gatera en la que ahora la perra se debatía latiendo desaforadamente, tuve un momento de lucidez y marque la entrada con lo único que tenía a mano, uno de mis guantes de latex que siempre acostumbro a llevar en el bolsillo, entre a gatas tras mi compañera, el rifle en bandolera se enganchaba en cada rama que había y superar aquellos diez metros se convirtieron en un calvario, no sé el tiempo que me llevó, arreciaba y las manos me quemaban, sabía perfectamente que los espinos se habían cebado en ellas, lo prudente era dar la vuelta, yo mismo me daba cuenta de que me estaba complicando la vida y que mi esfuerzo era inútil, pero a la conciencia nunca se le hace caso, además el coraje que mostraba mi pequeña Teckel que tiraba del trallo como si fuese un sabueso de gran talla, me ánimo para descolgarme por el talud que tenía delante, baje a la perra manteniendo la tensión y baje yo como buenamente pude, tenía la esperanza de que en aquella vaguada los robles hubiesen hecho un claro donde con menos maleza podría rastrear mejor, e incluso creía que la frondosa fraga nos protegería un poco de aquel temporal que arreciaba, crasso error.

Dentro del monte los helechos habían alcanzado medidas desproporcionales y nunca vistas, el pisteo todavía se hacía más agobiante, ahora me encontraba como un ciego con su lazarillo, iba por donde mi perra me llevaba ya no buscaba el corzo, por el momento solo quería salir de allí a un claro más abierto donde pudiera analizar la situación, comencé a dar las vueltas que había dado el corzo, Tita lo marcaba sin dejar de latirlo, me desoriente y perdí la noción del tiempo, la noche, más negra que cualquier otra noche se iluminaba por los relámpagos y el estruendo de la tormenta cada vez se sentía más cerca así que sin saber como, en un lugar que conocía como mi propia casa…me desoriente y comencé a preocuparme.

Tita me devolvió al mundo, empezaba a notar frío por mi cogote, el agua corría por la espalda y estaba totalmente empapado, las botas se hacía insoportables, el trallo se deslizaba como una anguila entre mis manos, era previsible, de repente Tita se soltó y lo último que pude ver fue una serpiente roja escurriéndose entre los árboles…era el extremo de la traílla que frenéticamente y alumbrando con lo poco que quedaba de linterna intentaba seguir, la perra latía rastro, acosaba y pronto….comenzó a latir de muerte.

Y me cogió desprevenido, alumbre hacía donde la perra latía y delante de ella el corzo se mantenía en pié, desafiante, pronto volvió a la vida e intente descolgar la blaser y solucionar aquel entuerto pero parecía imposible coordinar la linterna con una mano y el rifle con la otra, lo parecía y lo fue, aunque quizá no hubiera dado a tiempo porque la perra gano confianza y de un salto intento trabar al corzo, este salió corriendo y paso rozando mi pierna, dos botes más y se perdía en la profundidad de la fraga….ahora comprendí que todo estaba perdido, sin embargo me entretuve demasiado porque la perra salto tras él como un resorte así que nuevamente la perdí, esta vez solo oía sus latidos perdiéndose en la espesura.

Maldije y me quede solo, desorientado y en la más profunda oscuridad, estaba al lado de casa y me sentía como si estuviese en la jungla más profunda del África Negra, la tormenta estaba encima y temía que el rifle atrajese algún rayo, quien sabe si eso no era lo que me merecía que un mal rayo me partiese en dos, lo cierto es que me viene abajo, empecé a tiritar y maldecía sobre mí mismo, en esas estaba cuando a lo lejos, entre el chasquido que provocaba el agua al caer sobre las hojas, parecía que alguien se lamentaba, tomé esa dirección como naufrago que se aferra a cualquier tabla y la tome sin saber porque pues no tenía ni idea de cómo podría salir de allí, gane metros entre barrancos y raíces viejas de roble, por fin encontré un murete medio derruido y en él latiendo como una descosida, mi magnifica teckel cuyo trallo se había quedado enrollado en una mata de roble.

Sin duda fue Tita mi faro aquella noche, pues ambos seguimos el muro y superando los obstáculos como podíamos encontramos una línea de alta tensión, conseguí orientarme y apoyándome en aquel pequeño perro retome el camino de vuelta obviando el corzo y más preocupado en no enfriarme, era la una y media de la mañana cuando encontré la carretera de asfalto, diez minutos más y estaba en el coche, no fui a mi casa aquella noche, fuimos a la casa de la aldea, una ducha reparadora nos devolvió el calor y tras secar bien a la perra la acurruque a mi lado en una alfombra a los pies de mi cama, siempre la acurrucaba allí pero por la mañana aparecía, como por arte de magia, subida en la cama y hecha un ovillo entre mis piernas.

Soñamos con el corzo y dormimos…bien.

El día siguiente fue un tormento, había pensado madrugar y retomar el rastro, pero la mañana apareció llena de niebla así que obvie cualquier intento para retomar, con muy pocas esperanzas , la primera pista, justo donde había dejado mi guante de latex, sin embargo el hombre propone y Dios….dispone, las cosas se complicaron tanto que hasta las siete de la tarde no pude ir a Vilariño, además venía un amigo a cazar y debía dejarle colocado en una querencia para que hiciese una espera al atardecer, total que cuando pude llegar al lugar del tiro ya estaban las manecillas del reloj tocando las ocho, por suerte esta vez me acompañaba mi compadre, Manel y además hacía un día magnifico.

Con muy pocas expectativas, pues la noche había sido infernal y la pista estaba muy contaminada, pues a la perra en el lugar por donde se había colado el corzo, mi guante de latex había soportado a duras penas los embates de la tormenta y añadiendo la radiante tarde tenía un color amarillento que complico su localización, solamente dimos con el porque la perra retomo el rastro exactamente desde el lugar del tiro, las cosas cambiaban a plena luz, el monte era duro, pero no tanto como había sido durante la noche así que podía ver evolucionar perfectamente a la pequeña Teckel.

Llegó claramente al primer encame, luego siguió la pista de huida, atacaba el rastro con valentía y resolvía cualquier perdida retomando la demanda, no latía, síntoma evidente de que llevaba una pista vieja, tampoco cedía en ningún momento y su modo de acometer el rastro, tan diferente de mi otra teckel “Cuca” hacía dudar por momentos pues parecía que llevaba una pista fresca, la perra describió un largo trayecto ladera arriba, tanto Manel como yo creíamos que Tita se equivocaba y había tomado otro corzo cambiando el rastro, sin embargo pronto llegó al muro que reconocí y que la noche anterior me sirvió de referencia, justo allí donde se había quedado atascada, luego en lugar de girar a la derecha como hice yo, corto bruscamente a la izquierda para a escasos metros comenzar a latir rastro de acoso, habían pasado veinticuatro horas desde el primer tiro cuando ni a cincuenta metros de donde yo la saque del rastro yacía el Corzo de Vilariño.

Te voy a echar mucho de menos “Titum” , te vamos a echar mucho de menos…

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Kachy
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Daniel Blanco

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MensajeTema: Re: Para Tita (2ª Parte)   Para Tita (2ª Parte) Icon_minitimeLun Jun 08, 2009 2:43 pm

Precioso relato, gracias por compartirlo con nosotros y siento mucho de verdad lo de Tita , los que tenemos perros sabemos el mal rato que estaras pasando pero animo, Saludos.
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Jose Araujo

Jose Araujo


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MensajeTema: Re: Para Tita (2ª Parte)   Para Tita (2ª Parte) Icon_minitimeJue Jun 11, 2009 8:09 am

Bonito y emocionante homenaje, gracias por compartirlo
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MensajeTema: Re: Para Tita (2ª Parte)   Para Tita (2ª Parte) Icon_minitime

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