Bunas noches a todos,
Los pasados días 17 y 18 de Enero, cinco socios de AEPES (Alfonso Couret, Alvaro García Matéu, Rubén González, Julián López, y Herminio Baldó) tuvimos la oportunidad de asistir a las monterías que se celebraron durante ambos días para 16 cazadores procedentes de Luxemburgo, en la finca Descuernaborregos en Ciudad Real ya lindando con Córdoba, cuya dirección técnica recae en la persona de nuestro Presidente.
Tres de nosotros pudimos asistir los dos días y los otros dos se turnaron entre el domingo y el lunes: total cuatro representantes de AEPES en cada montería. No está mal.
El objetivo era participar como observadores, repartidos por armadas, para una vez finalizada la montería tomar nota de las reses “teóricamente” pinchadas, marcando los anschuss y así después, una vez revisada la lista de “trabajos”, repartirnos los distintos rastreos y/o controles de tiro.
Os adelanto el resultado final: un venado, dos muflones y un cochino recuperados gracias a AEPES durante los dos días. Rastreos realizados: 3 el primer día y 4 el segundo día. De los controles de tiro sin resultado alguno, ni hablamos.
Esto dicho así suena bastante bien, pero no todo es de color de rosa. Uno de los muflones se encontró pisteando un venado (¿¡!?), y el cochino lo encontramos nosotros (sin rastreo de perro) cuando con el perro suelto buscábamos cruzar un rastro de una cierva empanzada que no cobramos.
¿Esto ya parece más normal para una montería, no? Y digo para una montería, porque creo que no hay nada más difícil que rastrear en estas condiciones (con perros que no son “superperros” de rastro, claro): rastros calientes por todas partes (incontables las trochas de reses que puedes cruzar mientras sigues un rastro de sangre), rastros de sangre de otras reses pinchadas “sin saberlo” que se cruzan con tu rastro, o incluso rastros de sangre de perros heridos en algún agarre, rastros de perros de rehala por todos lados, de rehaleros, …. uff, no falta de nada.
Pero es una buenísima escuela para nuestros perros. El que es capaz de ir centrado en su rastro original desde el anschuss hasta dar con la pieza, empieza a ser un gran perro.
De estos dos días compartidos entre amigos, de caza, en el campo y con los perros, me gustaría compartir con vosotros tres lecciones aprendidas:
• No se os ocurra ir a rastrear (en montería) con una perra en celo. No se me va de la cabeza la imagen de Julián con su sabuesa de Baviera Treu. La perra siguiendo un rastro con Julián a la zaga cogido de la traílla y dando manotazos a diestra y siniestra para “espantar” a los perros de rehala que seguían a la perra. De foto.
• Cuando hagáis un control de tiro en montería (a lo mejor muchos ya lo sabéis, pero yo lo he aprendido recientemente), siempre id con el perro. Si vosotros no veis nada, es muy posible que el perro encuentre algún indicio. Al acabar la montería y antes de recoger, fui a hacer un control de tiro a un cochino que había tirado el cazador del puesto en el que yo estaba. Después de dar varias vueltas al anschuss, que tenía perfectamente marcado, y no encontrar absolutamente nada, decidí que el cochino había salido indemne. Más tarde y ya con los perros (no los llevamos al puesto), me tocó pistear una cierva empanzada que había tirado el mismo cazador muy cerca de donde tiró el cochino. Tras pistear durante un rato y no dar con la cierva (a pesar de encontrar varios indicios de sangre y tripas) Alvaro decidió soltar a Zivo por ver si era capaz de dar con el rastro o con la cierva. Durante este “campeo” dimos con el cochino que estaba muerto a no más de 80-100 metros del lugar del disparo. Posiblemente, si hubiera hecho el control de tiro con el perro, éste habría encontrado la sangre que yo no fui capaz de ver …………….. o no, pero nunca lo sabré.
• La segunda lección es mucho más seria y, todavía hoy, se me ponen los pelos de punta al recordarlo. Siempre repetimos y remarcamos el cuidado que hay que tener cuando se manejan armas de fuego y cómo hay que mantener la cabeza fría en todo momento. La anécdota que os voy a contar, le ha ocurrido a una persona que está harta de ir de caza y de manejar armas durante toda su vida y, aún así, pasa lo que pasa. Los hechos son como sigue: rastreo de un venado dando sangre y con el perro picado y bien fijo en el rastro. De repente, se produce el desencame del venado. Rápidamente cogemos el rifle, lo montamos, nos encaramos, pero el venado se nos tapa a la carrera sin dejarnos efectuar el disparo de remate. Para no perder el contacto con el venado y a toda prisa, nos echamos el rifle al hombro para salir correriendo detrás de él, esperando verlo de nuevo al trasponer el cerrillo y volver a tener la oportunidad de finiquitarlo, con la mala suerte de que el mango fino del cuchillo de remate se engancha con el gatillo y con el rifle al hombro ¡BOUUMMMM!, ¡BOUUMMMM!, dos trabucazos del rifle automático que se disparan y nos pasan silbando la cabeza. Imaginaros el susto. Se acabó el rastreo. Recogemos el perro y, con las canillas temblando por el susto, nos encaminamos al coche y p’a la casa. Un pitido de dos pares de c…. en el oído durante dos días y, a dar gracias a San Huberto por andar por aquéllos cerros aquél día.
En fin, que afortunadamente seguimos siendo los mismos socios que al ir (con lo difícil que está hacer socios…), y que lo bueno es poder contarlo en clave de semi-humor y aprender la lección para futuros rastreos.
No quiero despedir esta crónica, que pretendía ser corta, sin agradecer al Presi la oportunidad de acudir a estas monterías y a la propiedad de la finca que en todo momento nos trató como a reyes y nos hizo sentir como si estuviéramos en nuestra propia casa.
Por cierto y como remate (esto no se acaba nunca; el que haya llegado leyendo hasta aquí, tiene premio), durante los honores que delante del “tableau” de reses hicieron nuestros amigos Luxemburgueses tocando las trompas de caza (a mí estas tradiciones centroeuropeas me encantan, qué queréis que os diga), se hizo una mención especial de agradecimiento por la participación de los conductores de perros de sangre de AEPES.
¡¡¡Pues de nada!!!!
Ha sido un auténtico placer.
Os adjunto algunas fotos de los dos días
Foto del "tableau" de reses del primer día
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Alfonso con Mara, Umma y el muflón cobrado
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El "dream team" (sólo falta Rubén que llegó al día siguiente a relevar a Julián)
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Nuestros amigos Luxemburgueses "rindiendo honores" a las piezas cobradas
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Indicios (únicos después del anschuss) encontrados en el rastreo de una cierva empanzada
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Más indicios encontrados junto a los anteriores
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Tableau del segundo día (impresionante, eh?)
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Y para terminar, Zivo con su venado
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Un saludo