Lo primero presentarme.
Mi nombre es Manuel y nunca he participado en este foro, aunque lo sigo asiduamente, pues me resulta muy interesante.
Poseo un Sabueso de Baviera, sin “papeles”, fruto de una rocambolesca historia, pues pasó por varias manos antes de caer en las mías. Tiene una edad de once meses, y el perro estaba limpio cuando llegó a mis manos con cinco meses, sin ningún contacto con la caza, aunque sí con el medio rural.
Tiene un carácter equilibrado y actitudes para la caza.
Desde que lo tengo, he practicado con él unos diez rastros artificiales, resueltos medianamente bien y dos naturales recientemente, con mal resultado. Uno con abundante sangre que siguió en caliente muy bien y no quiso seguir después a la mañana siguiente, y otro con resultado negativo, pues a la mañana siguiente del lance, después de seguir el rastro frío sólo regular, se comprobó que se había fallado la pieza.
El primero se encontró la pieza unas veinte horas después del tiro, pieza que le mostré y tuvo oportunidad de morder.
Ha tenido contacto con algunos jabalíes muertos, mostrando interés por ellos y con el rastro natural de forma habitual.
Mis dudas se centran en el tipo de adiestramiento que le debo dar, pues creo que estoy haciendo las cosas mal y no quisiera echar a perder el perro.
Mi actividad principal es la caza del jabalí a la espera, y mi intención es conseguir un perro que me sirva para dos cosas.
La primera y evidente es el rastreo de las piezas heridas. Esta es la prioritaria.
La segunda es el rastreo del jabalí vivo.
Esta segunda actividad me resulta muy interesante pues yo no utilizo comederos para cazar el jabalí y su rastreo me resulta fundamental para decidir el lugar donde esperarlo. Nunca he utilizado un perro para ayudarme en el rastreo, pero dado que lo tengo y que creo puede ir bien en esta actividad, me gustaría adiestrarlo compatibilizando el rastreo con el rastro de sangre.
No sé si esto será posible y menos si esto está al alcance de un neófito en la materia. Si es posible expongo mis razonamientos y dudas:
Según la mayoría de las indicaciones que he leído, es básico enseñar al perro con rastros artificiales de sangre, para posteriormente irlo metiendo en los rastros naturales y en el cobro de piezas heridas.
También he leído que es bueno meterlo en los rastros naturales de cierta antigüedad, pues así se acostumbra no sólo a seguir la sangre, sino también a seguir la pieza por su rastro.
De la misma manera, aconsejan soltar al perro caso de encontrar la presa herida y en estado de ser alcanzada y parada por nuestro perro, facilitando el remate de la misma.
Según esto:
Qué problema puede haber en que un perro de sangre siga rastros calientes de pocas horas?. Caso de usarlo para “emplazar”, y más en los meses de verano, me interesa rastrear durante las primeras horas del día, para encontrar el rastro vivo y facilitar la tarea al perro.
Puede que por seguir los rastros “calientes” se desinterese por los fríos con o sin sangre?.
En mi caso no es necesario “emplazar” el jabalí con exactitud, basta con que pueda seguirlo hasta llegar a zonas dónde no se pueda mosquear por la presencia de cazador y perro. Es malo para el perro no finalizar por sistema los rastros con el desencame y presencia de la res?. Se podría resabiar ?.
Caso de ser factible el uso del mismo perro en ambas disciplinas, por dónde empiezo? Por los rastros artificiales de sangre, por los naturales sin sangre, o alterno ambos?.
Si el perro no tiene contacto habitual con la res viva, no existe peligro de que el perro asocie el rastreo con el encuentro de la res muerta?. Con el consiguiente peligro para él en los primeros lances suelto, pues en su afán de morder puede meterse al jabalí sin miramientos con las consecuencias que ello conlleva.
Pido perdón por la extensión de las preguntas.
Gracias por vuestra atención.
Manuel Bravo.