Este fin de semana, varios socios de AEPES, hemos tenido el placer de compartir unas jornadas cinegéticas en Fajao (Portugal), gracias a la estupenda iniciativa y organización de nuestro socio y amigo Luis Barata.
Las jornadas planteadas por Luis consistieron en unas esperas nocturnas a los jabalíes y durante el día se hicieron con los perros unos rastros artificiales de 12 horas trazados por Luis y Carlos Cayuela el viernes por la tarde.
Tuvimos la suerte de que Antonio Padua (socio de Aveiro, Pt) en la espera del viernes por la noche, no solo matara el cochino que tiró, sino que también nos dijo que creía haber herido en la boca a un segundo cochino que estaba detrás del primero.
A la mañana siguiente nos dirijimos al puesto y allí empezó la labor didáctica de Carlos Cayuela. Efectivamente, en el anschuss pudimos encontrar, aparte de sangre, restos de hueso e incluso un diente, por lo que estaba claro que el tiro era de mandíbula.
Carlos Investigando el Anschuss
Indicios encontrados en el anschuss
Desde un primer momento Carlos Cayuela opinaba que ese cochino no estaba muerto, sino que podía estar ya perfectamente en España. Aún así comenzó el rastreo con su teckel Kira (Damila de Los Madroños) que cogió la huida del cochino de inmediato y segura, encontrando gotas de sangre cada pocos metros en dirección a un barranco con una maleza infernal.
Gotas de sangre encontradas por Kira en el rastreo
Tan es así, que Carlos y Kira llegaron a un punto en el que era imposible avanzar juntos y dada lo espeso de la mancha y la convicción de Carlos de que ese cochino no estaba muerto, decidió con buen criterio abandonar el rastreo.
Esto es lo único que se podía podía ver de Carlos, su gorra.
El "equipo" con el que he tenido el placer de compartir fin de semana.
De ahí, y tras descansar un ratito de la faena anterior, nos dirigimos con los perros a trazar los rastros artificiales.
Comenzó Carlos con Kira. Su propósito era hacernos ver lo importante que es conocer a tu compañero de equipo e interpretar cada una de sus reacciones para saber que vamos sobre el camino correcto en un rastro real. Y así transcurrió el rastreo, en un collado con muchas aulagas, viento fuerte y las explicaciones de Carlos cuando a Kira se le cruzaba un rastro de "coelho" (conejo), o cómo nos anticipaba que Kira volvería sobre sus pasos cuando él notaba que había perdido el rastro. En fin, toda una clase práctica de cómo se debe hacer un rastro.
Kira llegando al final del rastro siendo felicitada por su conductor
Después hicieron los rastreos con perros aún jóvenes, Luis Barata, Marcos Pereira y Antonio Padua.
Como podéis ver, yo hice el rastreo despacito y Kaiser iba siguiendo mis pasos más intentando evitar las malditas aulagas que otra cosa. Aún así, de vez en cuando se paraba para investigar qué era ese olor de "rastro rojo".
Y luego a encelarle con la piel del cochino.
Esa misma noche, ya sin los compañeros de este lado de La Raya, Antonio volvió a tirar, pero ahora con arco, un cochino que se perdió en el monte, con lo que al día siguiente intentamos hacer otro rastreo. pero esta vez fue más un control de tiro que otra cosa, porque aunque Antonio nos indicó que había dado al cochino de tres cuartos, no encontramos ningún tipo de indicio, ni tan siquiera la flecha.
El "Barata team", Luis y su hijo Joao intentando cortar el rastro del cochino tirado por Antonio
En resumen: Un fin de semana perfecto, con buenos amigos, con oportunidades de cazar, realizar rastros y hablando de perros y de esta maldita afición.
Amigo Luis: Muchas gracias por tu iniciativa y esfuerzos y por supuesto nuestro agradecimiento a Ricardo, gestor de la finca, por las estupendas condiciones que tiene el lugar para cazar.