Queridos AEPESeses!
Aquí os pongo mi relato del pisteo que hice este sábado.
Des de hace varias semanas que todos los días estaba pensando en lo que me había mandado un subido Señor de que como iba a una cacería este sábado que me aprestara con los atuendos y el perrito que por si acaso iba a fallar algún bicho necesitaría que lo cobráramos. Que no confiaba en los otros perros que por allí andarían… Si la cosa pintaba bien ya nos contrataría para sus fincas de caza mayor y nos ofertaría una contrata y regalaría una medalla… Siempre pensando que podríamos, yo y mi compañero perro, no estar a la altura y me decidí a entrenar un poco el escenario. Había que estudiar un poco la cosa pero como buen Portugués, solo lo hice a vísperas… Y bien; con sangre de aves ya que del otro ni gota… Por esos días las perras en celo estaban bien más apetecibles que el campo. Y los perritos no piensan ni en comer sino en…… Bueno estamos en eso y es que de una charla sobre lo buenas que están las chicas, los perros pasan a defender su honor de machos y sale un que otro bocado, por el medio un puñetazo, y alguna dentellada en las orejas. Ya tenemos sangre! Y así hemos entrenado un poco más la cosa.
Confirmando la cita principal hubo que quedar algunas más ya que estaría afuera por varios días y hay que comer algo de pan y beber alguna botellita cada jornada. Hecho el plan de sobre vivencia nos halamos hasta las cercanías de Madrid, una sierra muy afamada por sus vanidosos Señoriítos, sus tradiciones de cazadores y sus valientes perros. Con tantas autopistas y autovias se me marea el perro campeón. La cosa promete. Gracias a un buen patrono ya tenemos donde dormir y gracias a un suyo paisano que nos invita a un mesón rellenamos la panza que no sabemos el día de mañana. El sábado, ya lo sabíamos, el Señoriíto, que tira malísimamente, nos llama e nos apuntamos al lugar. Ahí están otros tíos, cojonudos todos, con cara de mala hostia, feos, medoños… El caso es que el lugar para vasallo se estará disputando por lo bien que consigamos cobrar el pobre bicho mal herido. Otros Señores están ahí para escoger sus esclavos y dos pobres salen al campo con sus chuchos a intentar coger las piezas mal heridas dejadas ahí por ellos. Es mi turno…
Me dice que no sé qué, que un mosquito en el ojo, que había tirado una cierva a diez metros, que le había dado si señor, bajo una encina, que había saltado hacia la frente bajándose, junto a jaras viejas y secas. Mi perro es un coloso de grande y de gordo, una mixtura de salchicha e león, muy bravo y arrogante. Hubo que atarlo a un gran alcornoque junto con la chaqueta y la mochila para acostarse confortablemente pa no enfadarse en cuanto miro a los vestigios del lance; a ver si me contaba el Señoriíto la verdad…. De facto pequeños trozos de carne tierna de la barriga estaban ahí, colgados en los matos secos, a baja altura, no se notaba pelo y sangre una sola pinta. Mi amigo tira con un 600 pero para no estropear la carne les da de propósito de raspón y tan solo con la cavitacion los derrumba. La cosa no está difícil, ya hemos hecho tropecientos cobros y seguramente no tan fáciles como este. Confiamos. Empezamos; por la lluvia del día anterior y por la continuación en esa noche, la sangre no aparece, no lo veo, no hay, está todo lavado. Pero las condiciones son buenas, el sangre está ahí y eso es para perros olearen, no hay otra manera. El primero despiste aparece veinte metros después de empezar. Se nos depara una ribera, muy caudalosa por las últimas lluvias. El perro casi no hesita e se tira al agua, valientemente, nada con naturalidad pujando atrás su conductor y se sube a la otra margen en línea recta. Un momentito de hesitación e coge otra vez la pista… errada. Va por una pista caliente, también de venado, las cagarrutas aparecen y decidimos volver a la ribera, los Señores aprueban. Y vamos andando por entre las ramas, alcornoques encinas, jaras, escobas, el suelo empapado, y sin conseguir distinguir las marcas de cascos de la pieza que estamos siguiendo, ni la sangre aparece. Una vuelta de 90 grados, una marcación de sangre, quizás una cama, es que de poco me entero y la correa sigue en enrollárseme en las manos criando nudos que desesperadamente intento disfrazar… En esto me pierdo, ya no sé si voy a Norte o si me pierdo el norte pero siento que el perro que iba muy pegado ya no lo está tanto, para, olea una vereda y por ahí decide. A los treinta metros el Señoriíto más cercano me llama y me riñe, que el día no es para los guarros de la noche pero si para una cierva que estará muerta por allí y nos indica una dirección que aceptamos … El perro va bien ahora, subimos, pasamos varias veredas, todo removido de los muchos jabalís que por allí andan, el perro va pegado y es que una rama me coge la mochila y me impide de progredir … Me vuelto para soltarme y encaro con otro de los Señores que me ha cogido la mochila con fuerza y que me mira y me reprocha ya que era la segunda vez que me descubrían en error; la huida por donde seguimos es de un venado pero bien vivo… Regresamos a un punto donde había dejado un poco de papel entre los numerosos con que me había ya limpiado el nariz de constipado que ando por estos días; a la mejor si me voy a perder siempre sirven para volver al lugar de partida… Seguimos un poco más y el perro para en una cama y me animo; el perro arranca para la derecha y ahí vamos otra vez pero el Señor más importante me dice que no, que es exactamente para el lado contrario que la pista sigue y que ya está un poco harto con tanta falta de sabiduría por parte del perro y de su tonto amo y que no tiene más tiempo para perder con gente despistada. Y me hecha a puntapiés en el culo afuera de sus dominios!”… Tantos kilometros detras de una pista para nada!...
Bien merecido, perezoso, ala mangote! Menos mal que en nuestra huida por el mato me tropiezo con la piel del susodicho bicho ya que algún paleto furtivo había robado la canal! Me la robo a la piel para que nadie vaya a encontrar la cierva. Si no la encontré yo nadie la encontrará y quedamos empatados!
Un abrazo!
Luis