Las circunstancias son, desde luego, muy malas. Tiro de mano (si es que el cazador lo apreció bien), rastro pataleado por cazadores y perros, corzo posiblemente levantado, lluvia fuerte, muchas horas... En cualquier caso, hiciste muy bien en ir e intentarlo. Siempre existe alguna posibilidad, aunque sea mínima de encontrarlo. Yo encontré uno 48 horas después del tiro, con un par de tormentas torrenciales de por medio, por pura intuición y con mucha suerte. Estaba muerto a unos 600 metros del tiro, en una mancha de monte. Quedaba solo la cabeza y la piel, pero el cazador se quedó encantado y convencido de la eficacia de contar con un buen perro de sangre.