OTRO MAS DE MEGA

Como no puede ser de otra manera recibo una llamada en un momento en el que lo último que se me pasaba por la cabeza seria hacer un rastreo, las 13:00 de un sábado con cervecita en la mano, es lo que tiene, y las oportunidades hay que aprovecharlas, los rastreos con cita previa no existen.

Dudo, si, no, si, no, la verdad es que estaba perezoso. Miro a mi perra que ya menea el rabo como si entendiese la conversación, miro a mi mujer que asiente con la cabeza.
Y sin perder un segundo llamo al interesado y al lio.

Por suerte es una zona cerca de casa a unos veinte minutos. Nada mas llegar al punto de encuentro identifico al cazador y sin perder tiempo partimos al cazadero directamente a la última sangre que encontraron, llevaban desde las ocho de la mañana rastreando sin perro.

Según nos adentramos en la zona de caza ya voy analizando el tipo de terreno y como era de esperar por la cercanía es igual al que tanto conozco de mi pueblo.

Monte bajo, alguna encina, barbechos, siembras, viñas y olivares. Muy cómodo para lo que estoy acostumbrado, la cosa pinta bien.
Y encima, aunque hace un sol radiante, se mueve un viento suave y constante muy fresquito que agradeceremos.

Paramos los coches y me muestra el cazador en el borde de un camino un indicio de sangre compuesto por cuatro o cinco gotas de sangre en línea que por la forma y dispersión deduzco que eran en movimiento y algo rápido.

También me indica que el tiro fue de frente, sobre las 23:00 y ahora son las 14:00, acusando el tiro instantáneamente y desplomándose para luego recuperarse y desaparecer, le han seguido unos tres kilómetros y un poco mas delante también tienen sangre controlada con lo que decido ir a la ultima vista, ya que no vamos a empezar en el anchuss, cuanto mas avancemos mejor.

Con esos datos e indicios ya me hago una idea de que no es una herida de muerte inminente, si no más bien un calentón de agujas o simplemente una herida superficial de las que dan mucha sangre pero solamente por la cantidad de piel que levantan o ambas..

Llegamos al punto elegido para iniciar el rastreo con perro.
Allí me doy cuenta que no vamos a realizar el rastreo el cazador, yo, y la perra únicamente. También me presenta a una persona joven, saludos mucho gusto, mucho gusto y empiezo el ritual de “los preparos” para el rastreo que siempre sigo pues la perra entiende, motivan y realmente son necesarios (mi ropa de rastreo, cambio de collar etc).

Con la mejor de las intenciones ellos ya están en el rastro con efusiones mas evidentes de lo deseable al encontrar indicios sobre todo el acompañante mas joven, cosa que me incomoda dado el tipo de rastro que pretendo pues es un animal entero. Advierto de las circunstancias dejando claro que lo desencamaremos y será necesario en un 90% el remare a la carrera, no insisto pues es obvio.

La perra ya lista a mi orden salta del coche y se va directamente a la sangre dando posteriormente un rodeo de unos metros y cogiendo el rastro con facilidad.

Va muy fija, ha identificado el animal herido a la perfección y no le pierde pisada, dados los halagos desmesurados de los comentarios cuando la perra pone la nariz en una gota de sangre y los intentos de rectificarla cuando no va en línea recta hasta la siguiente me veo en la obligación de explicar que la perra no razona de nuestra manera y ella sigue sus pasos independientemente de lo lógico o no a nuestros ojos del recorrido.

Al poco ya me doy cuenta de que va a ser un rastreo interesante pues, no va solo, ya solo deja sangre cuando se revuelca que es cada cincuenta metros mas o menos e incluso se permite parar a comer uvas de la viña que estamos atravesando, o mas bien pateando, pues es lo que hicieron los jabalís, no cruzarla directamente.

A todo esto la perra no le pierde pisada y solo se separa de la huella para ,de vez en cuando, trazar un circulo (imagino que intentando identificar a los acompañantes de la pieza) y vuelta al rastro del susodicho.

Así, en el mismo plan pasamos dos viñas y un olivar. Da gusto trabajar en ese terreno porque al ver la huella sobre la tierra bien labrada y limpia se identifica perfectamente y disfrutas entendiendo lo que hace la perra en cada momento.

Salimos del olivar en el que la pieza hacia lo mismo, nada de sangre, solo en los tocones de olivo en los que paraba a rascarse. Saliendo a una franja de pasto seco sin labrar y llegando a un cauce de arroyo seco y cubierto de zarzas.
Por la actitud de la perra y que es el punto mas propicio para el encame intuyo el final del rastreo.

Advierto al cazador que se prepare y no se separe de mí y sin parar a la perra cruzo el cauce por donde puedo sacando a la perra del rastro por unos metros.

Desde el otro lado del arroyo escucho al acompañante mas joven y ansioso pedir al cazador que le deje rematarlo, levanto las cejas esperando que sea no la respuesta porque le veo muy “nervioso”. Mi gozo en un pozo, le veo cruzar el arroyo tras de mi portando la repetidora del doce en sus manos.

Continuamos unos veinte metros cauce abajo con la perra muy caliente y sin dejarla meterse en la caja del arroyo, ya la esta dando el tufo por alto.

Vemos como se mueve algo en las zarzas, me agacho para soltar la traílla de la perra (veo un cobro espectacular en puertas), me giro mirando para atrás con la intención de prevenir del inminente lance cuando…………….Cual es mi sorpresa que el portador del arma corre arroyo abajo como loco.

Con las mismas coloco la traílla nuevamente a la perra y la cojo en brazos, (es un momento tenso, veo peligrar la integridad de la perra, la mía y la del cazador que sin arma espera al otro lado del arroyo fuera de mi vista).

Se suceden los gritos del cazador sin arma y los míos indicando nuestra posición (ninguno nos veíamos) y que no tirase.

En todo el barullo se destapa la pieza que buscamos pues sus acompañantes de piara ya han tirado arroyo abajo, la tengo a cuatro metros, tanto el cazador que hirió la pieza como yo llamamos a gritos al armado y desde unos treinta metros mas abajo la respuesta es de locos, “es que aquí tengo a tres o cuatro”.

Opto por la opción sensata, unos pasos loma arriba para salirme de una posible línea de tiro dejando la pieza en el fondo del arroyo hasta que no localizase el arma.

Por fin vuelve el armado sin realizar ningún disparo y le indico donde estaba el jabalí de unos setenta kilos, por lógica ya no, y mas con lo entero que estaba.

Doy por terminado el rastreo, estará fuera de la provincia ya. Aparte de que por mucha afición que tenga también tengo otras cosas.

De vuelta hacia los coches lamentaciones por no haber podido cobrarlo, el cazador le comenta al mas joven el, ¿Por qué?, no se ha cobrado – “no se ha cobrado por que tú no has estado donde tenias que estar”.

Intento hacerme entender y explicar que cuando se sale a cobrar un animal herido, se va a eso, y se deja el resto de piezas, les digo que ya tendrán tiempo de dar una batida para dar caza esos jabalís que encaman en el arroyo a lo que me informan, ¡!!a buenas horas¡¡¡, que durante el rastreo hace tiempo que salimos del coto del pueblo y ese es el de los vecinos y no podrán.

¡ Pues si que lo arreglamos ¡, no me queda mas que recriminar que encima estuviese dispuesto a abatir mas piezas por muy caliente que estuviese.


No quiero recriminar al cazador que con buen criterio solicitud nuestra intervención, lo hizo bien, yo no supe instruir o lo pase por alto.

Es que la culpa es mía y solo mía por dar por hecho que todas las personas que ejercen la caza tienen los conocimientos necesarios sobre nuestra disciplina tan poco conocida y pasar por alto las instrucciones que muy bien proporcionadas por Álvaro García Matéu en el curso al que asistí de inicio al rastreo de AEPES sobre la información a extraer de los cazadores ante las solicitudes de nuestros servicios antes de iniciar un rastreo.(era uno de los puntos en los que insistió).

Ahora alguno entenderá mis reticencias a presentarme a las pruebas de acreditación de AEPES como conductor y actuar en su nombre.

Aun estoy muy verde en muchos aspectos imprescindibles. Es una gran responsabilidad actuar en el nombre de esta asociación si queremos que se revalorice día a día y estar curtido en todos los aspectos y experiencias que nos podemos encontrar, no considero suficiente el ser mas o menos solvente en la resolución de rastros, implica mucho mas.

Espero haber aprendido y que también sirva para alguno de vosotros, es lo mejor que se puede sacar de las experiencias.

Querido Paco,

¡Muchísimas gracias por tu relato!

Muy bien explicado y razonado.

Si he insistido en que Paco nos contara este rastreo, ha sido precisamente porque al oírlo de su propia boca entendí que son estos relatos más que otros, de los que se puede aprender y mucho.

Alguno posiblemente os habréis visto reflejados y habréis recordado experiencias propias muy parecidas en las que bien por falta de tiempo, o de confianza, o en un esfuerzo por agradar y ser cortés con los pocos cazadores que nos llaman para rastrear, olvidamos una serie de normas básicas que pueden incluso "salvar nuestro pellejo" con depende qué individuos. Quién acompaña en el rastreo, quién porta el arma y quién "manda" en toda esta operación debe quedar claro desde el principio.

Aún a riesgo de parecer descortés (se puede hacer perfectamente sin serlo) es esencial dejar muy claro antes de empezar el rastreo (sobre todo en aquéllos casos en que no conocemos al cazador), cuál será la manera de actuar en los posibles casos que podamos encontrarnos. Si no están de acuerdo, aquí paz y después gloria, encantados y hasta otra. Nuestro propio pellejo y el de nuestro perro son mucho más importantes que el enfado de un cazador y/o sus acompañantes. No se trata de una atracción de feria y menos con armas de por medio.

Sólo me queda dar de nuevo la enhorabuena a Paco y a Mega, uno de los equipos más prolíficos en rastreos, por haber dado otra vez una imagen de AEPES seria y profesional, encontrando al animal herido que por culpa del acompañante no pudo ser rematado. El propio cazador así lo reconoció.

Y en cuanto a tu comentario:

Paco Ronchas escribió:

Ahora alguno entenderá mis reticencias a presentarme a las pruebas de acreditación de AEPES como conductor y actuar en su nombre.
Aun estoy muy verde en muchos aspectos imprescindibles. Es una gran responsabilidad actuar en el nombre de esta asociación si queremos que se revalorice día a día y estar curtido en todos los aspectos y experiencias que nos podemos encontrar, no considero suficiente el ser mas o menos solvente en la resolución de rastros, implica mucho mas.
Espero haber aprendido y que también sirva para alguno de vosotros, es lo mejor que se puede sacar de las experiencias.

, sólo espero que no te quede ninguna duda de que estarás participando en las próximas pruebas de acreditación que se convoquen, junto con Mega y con la enorme afición que tienes por el rastreo. Y si no puede ser con un rastro artificial (es muy posible que después de todos los animales que ya habéis encontrado Mega no se sienta muy atraída por los rastros artificiales), estaremos encantados de pasar la primera acreditación de AEPES sobre un rastro real.

¡Ojalá AEPES pueda contar en el futuro con un buen puñado de equipos acreditados como el que formáis Mega y tú!

Un fuerte abrazo

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Sólo me queda dar de nuevo la enhorabuena a Paco y a Mega, uno de los equipos más prolíficos en rastreos, por haber dado otra vez una imagen de AEPES seria y profesional, encontrando al animal herido que por culpa del acompañante no pudo ser rematado. El propio cazador así lo reconoció.


¡Ojalá AEPES pueda contar en el futuro con un buen puñado de equipos acreditados como el que formáis Mega y tú!

Un fuerte abrazo[/quote] "

Totalmente de acuerdo!!!
Muchas felicidades

Gracias Paco por el relato.
Y como solemos hace entre nuestra cuadrilla... al del arma colleja! No solo ha tirado al traste el trabajo de otros sino que encima os puso en peligro.
Un abrazo y gracias por "enseñarnos"

Paco me quito el sombrero!!! Lo que va hacer mas grande a esta asociación es gente como tu con ganas de luchar y trabajar en el mundo del rastro rojo y el relato buenísimo

Un abrazo maestrooooo!!

Paco, tu experiencia te ha enseñado-nos ha enseñado a todos- una cara menos amable del rastreo y la necesidad de seguir rigurosamente unos protocolos de actuación que como bien dices Alvaro se encarga de machacar en los cursos ¡y con toda la razón del mundo!!!!.

A poco que pistees a demanda, tarde o temprano te encuentras con unos argumentos que no concuerdan con la realidad y, algunas veces, cazadores que no están a la altura o que simplemente se saltan a la torera las normas, los límites y el necesario sentido común cuando portas un arma. Hay que saber salir airoso de esos lances y para ello tenemos que conocer lo que nos podemos encontrar por esos mundos.

Tu relato nos enseña y enriquece, teniendo un gran valor en cuanto a aportación a esta joven sociedad que se llama Aepes.

PD. sabes que todos deseamos que crezca la incipiente familia de equipos de rastreo acreditados, solo quiero que sepas que te esperamos con ganas, no te hagas de rogar, campeón.



Saludos

Gracias Paco por el relato, y gracias por estar siempre disponible para acudir a los rastreos con Mega.

El incidente que nos cuentas, súmamente desagradable. Solo me queda insistir sobre lo que muy acertadamente ha dicho Herminio. En un rastreo, desde el principio hasta el fin el que manda debe ser el conductor del perro de sangre, y muy especialmente en lo que se refiere al uso del arma de remate. Si al cazador le parece bien, perfecto. Si no le parece bien o hace caso omiso, educadamente se le hace ver y se abandona el rastreo. Muchas veces, por las ganas que tenemos de rastrear, acabamos pensando que el cazador nos está haciendo un favor llamándonos. La realidad es que el favor lo hacemos nosotros ayudándole a recuperar su pieza.

Y recordad, si veis algo raro, sospechoso o que os haga pensar que algo no está bien, no rastreeis. Este mundo de la caza está plagado de gentuza que caza sin permiso, en coto ajeno o sin seguir las más elementales normas éticas. No os involucreis y mucho menos colaboreis con ellos. En caso de duda, se da uno la vuelta y para casa.

Cada dia se aprende algo nuevo, el otro dia cuando Linda encontró el jabalí, el cazador quiso darle un tiro pero linda estaba muy caliente y yo no quería actuar con el arma, ya que era un remate a cuchillo facil, no conocía a la persona que lo quería rematar y tuve miedo por la perra, a las metrallas posibles de huesos o quien sabe, ya que soy nuevo en ese coto y preferí rematar a cuchillo para la inminente felicitación a Linda. Pero con lo que cuentas es un peligroso momento podia haber disparado y sabe dios donde van las balas.