Un fracaso, dos éxitos y un abandono

Intensa e interesante tarde la que pasamos ayer Zivo y yo en una quebrada finca de los Montes de Toledo, en la que se alternan barrancos, crestones y pedrizas, entre jarales, monte de cabeza y rebollares. Una preciosidad.

Dimos un gancho "familiar" a venados selectivos, ciervas y guarros. Una umbría de no más de 200 ha que batimos con cuatro rehalas. Lo pasamos francamente bien y cobramos 40 reses entre 12 escopetas y, como siempre, quedó trabajo al terminar. Cuatro rastreos pendientes, todos con sangre en el anschuss o sus proximidades: dos jabalíes, una cierva y un venado.

Empezamos a eso de las 14.30 horas con el primero de los guarros. Era el que tenía más cerca, fundamentalmente porque el ineficaz tirador había sido yo mismo. Tiré al trasluzón de un camino el cuarto de una piara de 7 jabalíes. Oí el grupo alejarse tronchando monte después del tiro. Cuando estaban ya recogiendo los perros me acerqué al tiro y encontre unas gotas de sangre, que se internaban en un espeso jaral. Regresé a por Zivo y a por el equipo de rastreo. Me acordé de nuestro amigo Jean-Guy y su famosa lista de chequeo (él la consulta siempre para no olvidar nada del equipo en casa). Estaba la maletita del collar localizador, pero sin el collar dentro (lo había dejado cargando en casa). Fabuloso. Por experiencia en estos terrenos se que en algunos sitios es prácticamente imposible trabajar de traílla. El monte reviejo, entrecruzado y áspero, traba la correa constantemente y el trabajo resulta penoso para el conductor y para el perro. En muchas ocasiones me he visto obligado a dejar trabajar al perro en búsqueda libre y seguirlo con el GPS. Iba a tocar sufrir, y así fue.

Zivo tomó el rastro fijo y muy concentrado, probablemente porque a la pista del herido acompañaban la de los otros seis compañeros de piara, y el rastro debía ser muy evidente. Ibamos encontrando gotas de sangre roja cada 20-30 metros, aunque en algunos tramos se espaciaba más. No tenía ni la más remota idea de dónde le podía haber pegado, pero mucho me temía que la herida no era muy grave (¿quizá una mano o una pata?). Para colmo de males la piara tiraba del herido, con lo que intuía que no se iba a echar fácilmente. El rastro estaba literalmente pataleado por 28 pezuñas, lo que tampoco me permitía conjeturar si apoyaba todas las patas o no. No parecía que arrastrara ninguna...

Después de 907 metros de GPS (el mío, porque el del perro estaba en casa) penando a través de un montarral espantoso, parando continuamente a Zivo para destrabar la correa, con la lengua fuera y empapado, llegamos hasta un grupo de tres charcas y de allí a un arroyo en el que desaparecía por completo el rastro. Ni sangre, ni nada. Algunas huellas de jabalí, pero no las de la piara. Pienso que debió separarse de ella antes. Después de los primeros 200 metros cometí el error de no fijarme en las huellas y buscar solo sangre, con lo que no sé en que momento abandonó el grupo. El caso es que en esa zona muerta a la que llegamos buscamos y buscamos los dos, pero ni Zivo retomó el rastro ni yo encontré indicio alguno. Una pena, porque el perro trabajó el rastro de maravilla, pero el guarro no se cobró.


El rastreo del jabalí no cobrado

Animado por la actitud del perro, pero algo frustrado por el fracaso, me dirigí al anschuss de la cierva herida. Sorprendentemente el cazador sigue allí, renunciando al menos al aperitivo, y me cuenta que ha seguido un evidente rastro de sangre y ha desencamado la cierva a unos 60 metros del tiro. Luego se ha vuelto al puesto porque dice que "iba muy entera". Encuentro en el anschuss sangre y contenido estomacal. Hace ya unas tres horas que tiró la cierva (son ya las 16.00 horas). Me quedan aún dos rastreos. El cazador se va a comer. Pongo al perro inmediatamente y sigue un evidente rastro de sangre y contenido estomacal hasta la cama de la que la levantó el cazador. Zivo pasa por encima sin apenas detenerse y avanzamos 400 y pico metros más, a toda velocidad, hasta que desencamamos la cierva. Suelto a Zivo y vuelvo a maldecirme por haberme dejado el localizador en casa. Oigo y entreveo a la cierva entre un jaral muy alto y a Zivo latiendo detrás. Trasponen un cerro y dejo de oir a ambos. Pasa quizá algo más de un minuto y siento a Zivo llamar de parado a hacer puñetas, en el fondo de un valle. Menos mal que tiene buena voz.

Salgo disparado hacia atrás y cojo el coche. Me dirijo hacia el valle y paro un par de veces, para comprobar que la parada sigue más o menos en el mismo sitio. Llego rápidamente porque el coche me deja a 200 metros de donde se encuentra la cierva, con Zivo latiendo enfurecido a su alrededor. Me acerco y me dispongo a darle el tiro de remate, cuando la posición del perro me lo permita. La cosa acaba pronto y Zivo muerde a la cierva en el cuello. Agradezco que solo haga esto cuando la pieza está ya muerta, porque probablemente con esta actitud viva más años. Yo no soy partidario de incitar al perro a que muerda a piezas vivas, al menos con un Sabueso de Baviera y trabajando con ciervos y jabalíes. Se trata de que el perro localice y pare la pieza, no de que la mate.




El rastreo de la cierva empanzada y la persecución

Dos rastreos, una pieza cobrada. Mejora el porcentaje. Nos vamos a buscar ahora el venado herido. Son ya las 16.30 horas y aún queda mucho tiempo. Lo que va faltando ya es el fuelle.

En el anschuss del venado está el postor, al que le han explicado algo el asunto. El cazador tiró un venado selectivo, pequeño, entre un jaral (estaba en una torreta y lo veía perfectamente entre el monte). Se cayó al tiro y despareció de su vista aunque lo oía patalear. Al rato se levanto y se alejó despacio, no pudiendolo rematar porque ya no lo veía bien.

Han marcado el sitio donde cayó con una cinta. Hay mucha sangre. Zivo coge el rastro y le sigo al otro lado de la traílla. El monte es espeso y muy alto, aunque jóven y transitable. El venado marca sangre alta, va arrastrando los cuartos traseros y hay bastante sangre en el suelo. Voy pensando todo el rato que lleva un tiro de jamón, pero que le ha interesado probablemente la femoral. A los 200 metros, más o menos, Zivo se para y levanta la cabeza. Veo perfectamente al venado entre el monte echado de cara a nosotros. Zivo sigue quieto, pero me parece que no lo ve. El postor, al que le he dado mi cámara, le saca una foto al bicho. Me parece que está muy malito.



Suelto a Zivo y no va derecho al venado, lo que me confirma que lo ha sentido pero no lo ha visto, sino que se va por la izquierda con la cabeza alta. Al momento lo siento latir a parado junto al venado. Me aparto por si se arranca hacia mí (lo tengo de cara), pero el pobre solo se agita un poco y mira hacia atrás (hacia Zivo). Dejo al perro un minuto o dos que llame a parado, me acerco y lo remato, no sin antes dar instrucciones a mi "ayudante" de que filme el momento con mi camarilla de fotos en modo "video". Las imágenes salen algo mareantes, pero la cosa quedó documentada (pinchad en la imágen de más abajo). Efectivamente el tiro le había roto el femur, y no tenía salida. A pesar de ello, por haber tocado sin duda la femoral, había sangrado una barbaridad y estaba muy debilitado.



Sigue mejorando el porcentaje de la tarde, pero a estas alturas estoy ya un poco derrotado. Zivo tampoco parece estar mucho mejor que yo físicamente. Volvemos al coche, se sube a su jaula y se tumba. Nos vamos a por el último. Un jabalí al parecer herido. La cazadora (una mujer muy aficionada) ha marcado una gota de sangre, en el fondo de un barranco, aunque cree que unos 50 metros más adelante de donde tiro el guarro.

Bajo con Zivo en "junto", y por su paso cansino me percato de que está ya al límite. Encuentro la marca, aunque no la gota (lleva ya lloviendo más de una hora). Pongo a Zivo de la correa y parece tomar el rastro aunque sin mucho interés (o será el cansancio). El barranco es infernal de monte y piedras gordas, llueve cada vez más, no veo sangre, Zivo está muerto y yo no puedo con las botas. Decido aplicar el consejo de Jean-Guy: "cuando veas que ya no puedes más y estás a punto de abandonar, siéntate un rato, descansa y vuelve a intentarlo". Me siento diez minutos. Zivo se tumba a mi lado. Transcurridos los diez minutos sigo igual de cansado y Zivo también. Los dos estamos todavía más mojados que antes. Esta vez el consejo no ha funcionado. Opto por regresar.

Volvemos los dos a casa muy, hechos polvo pero con una sonrisa en los labios (al menos yo). Zivo duerme en su jaula, roncando como un oso. A ratos gime. Pienso que recrea soñando sus dos encuentros de esta tarde.

Que grande Alvaro y por supuesto ese gran ZIVO, felicidades por los cobros y por el buen trabajo de los dos, y encima con video incluido, estoy seguro que este año Zivo se va a salir, y te dara muchas alegrias.

PD. Lo del collar no tiene perdon....... te vamos a tener que poner un punto negativo.

Felicidades Álvaro, pro ambos, perro y el bvuen trabajo!

Te agradezco mucho el reporte y las buenas fotos.

Alvaro, felicitaciones a Zivo por el arduo trabajo

Felicitaciones a tí, Rysiek, por criar tan magníficos perros. Un abrazo.

Felicidades Alvaro, os habéis ganado tu y Zivo un buen descanso.

Un saludo.

Mis felicitaciones Álvaro.
Un día estupendo "en familia", por lo que se ve en las fotos, una mancha preciosa y encima la oportunidad de cuatro rastreos para haceros un "curso intensivo" tú y Zivo.
Vamos: Lo que se dice un día redondo.
Un abrazo

Felicidades Álvaro. Una dura jornada de caza de verdad.

Abrazos

Gerardo Pajares

Felicidades por los cobros. Eres un fenómeno.

Muy interesante los mapas y croquis de los pisteos. Habría alguna posibilidad de conseguir un "manual para torpes" para intentar hacer algo parecido?


Saludos

Iñaki, probablemente con tu GARMIN viniera un CD con un programa que se llama MapSource. Con este programa puedes descargarte los track y los waypoint de tu GPS, sobre mapa topográfico o foto aérea de Google. El auténtico artista del programa es Herminio Baldó. Ponte en contacto con él.

Gracias Álvaro, buen trabajo con los rastros y con el relato.

Buen rastreo, y buen relato. Enhorabuena.

Felicidades Álvaro.
Un duro día de trabajo.
Tengo una pregunta que hacer al respecto.
Cuando hay varios animales para cobrar, no sería más conveniente empezar por los rastros de jabalí?. Desde mi punto de vista, muy verde por cierto, creo que el cobro de un guarro herido da más tarea que el cobro de un venado y a lo mejor, si comenzásemos por ellos, obtendríamos mejores resultados al tener el perro fresco cuando más tarea hay que hacer.
Creo además, que cuanto más experimentado es el perro, de mejor gana sigue el rastro del venado, pues con el jabalí sabe lo que le espera si no está muerto. Puede ser así ?.
Obviamente, cuando uno falla en el rastro, da igual que sea venado o jabalí.
Un saludo.
Manuel Bravo.

Hola Manuel. Con respecto a la dificultad del rastro en el caso del venado y el jabalí, yo no pienso que sea siempre más difícil el segundo. Hay venados que dan mucha guerra y jabalíes que encuentras enseguida. En cualquier caso, cuando rastreas en montería y tienes varios bichos pendientes, mi opinión es empezar por el que pienses que tienes más posibilidades de recuperar, aunque evidentemente es solo una hipótesis y puedes equivocarte.

En el caso del otro día, rastreé en ese orden por lo siguiente:

1. Primero busqué "mi" jabalí, porque estaba muy cerca del anschuss y con el perro (cuestión "logísitica").
2. Después me fuí a la cierva porque estaba empanzada, hacía ya bastante tiempo, y pensé que podía cobrarla más o menos fácil. La habían tirado en un cierre, saliendo de la mancha, y era probable que se hubiera encamado fuera y no hubiera sido molestada (en esto me confundí, porque el cazador la había levantado durante su pisteo).
3. Fui después al venado, porque daba mucha sangre y se había caído al tiro. Pensé que también era probable cobrarlo.
4. Dejé para el fional el último jabalí, porque solo daba una gotita de sangre, había sido tirado en una traviesa y no veía el tema claro. Además, podía haber sido disparado de nuevo en uno de los cierres y haberse cobrado.

Como te digo, solo son hipótesis, pero hay que decidirse en base a algo.

Tampoco creo que un perro experimentado siga con más interés el rastro del venado que el del jabalí. Entiendo que lo dices por un posible temor del perro a lo que puede encontrar al final. Salvo que el perro haya tenido una mala experiencia y sea poco corajudo, no creo que se plantee esta cuestión.

Saludos.

Yo también pienso como Álvaro. Primero ir a lo más probable de cobrar, bien porque está más cerca, probablemente más herido o en un terreno más fácil. Aunque a veces influyen otros factores, por ejemplo un probable gran trofeo tiene más posibilidades de ser rastrado que una cierva.

Un saludo.

Quizá debí explicarme mejor, pero por no hacer demasiado extensa la pregunta quise abreviar y creo que se me ha malinterpretado algo. Evidentemente hay otros factores que influyen en las decisiones a tomar, en este caso, por dónde empezar, y yo en tu caso seguramente hubiese hecho lo mismo, pero mi pregunta iba dirigida más bien a cuando uno no tiene claro por dónde hacerlo si las condiciones son parecidas.
Según se desprende de algún relato contrastado y si no me equivoco de algún decálogo aquí expuesto, hay que dudar de la apreciación del tirador y sacar nuestras propias conclusiones directamente sobre el terreno, con lo cual no es muy fiable que nos digan que tal o cual pieza “va más pegada” que otra.
Así mismo y según se desprende de los relatos y mi corta experiencia, los cobros de jabalí son casi siempre más intensos que los de otras piezas, por la propia naturaleza del jabalí, que en su huida siempre busca lo más espeso y complicado. El venado y otros, cuando son heridos, tienen más tendencia a buscar lo limpio, bien sea llano o montaña, según el caso.
Normalmente un perro con experiencia debe haber tenido más de un encontronazo con jabalíes vivos, y de igual forma con venados vivos (u otras especies), y generalmente el acoso a un jabalí herido suele acarrear peores consecuencias que el acoso a un venado, que no siempre, pues hay de todo. Además, y según otras opiniones, por ejemplo la de los cazadores de traílla, el perro sigue de mejor gana el rastro de un corzo o venado, que el de un jabalí, por la propia naturaleza del rastro, más “dulzón” digamos.
Por todos estos motivos es por lo que formulaba la pregunta, sin dar por hecho nada, pues en la caza ya se sabe que se está siempre aprendiendo.
De todas formas, no pretendo insistir en el tema pues creo que la pregunta ha quedado más que aclarada con vuestros comentarios.
Gracias.
Manuel Bravo.

Enhorabuena Alvaro por el buen equipo que formáis. Zivo es una verdadera maquina.
Un saludo.

precioso relato alvaro ,me quedo enbobado leyendo vuestras historias ,son alucinantes.
juan a vazquez.