A continuación relato un rastreo que hice recientemente con mi perra Lis (Ariel de la Eyuca). Es una teckel de 14 meses, que llevo entrenando con rastros artificiales desde que tenía unos tres meses.
Aunque los rastros artificiales no siempre los resuelve a la perfección, (deja el rastro frío por los calientes,hasta que la corrijo, decidí rastrear con ella porque quería verla rastreando de verdad. Quizás no sea la decisión más acertada, pero mi paciencia tiene un límite.
Me reuní con el cazador en el sitio convenido y me dijo que tenía un rastreo bonito para Lis. Había herido un corzo en el abdomen a última hora de la tarde, y examinó brevemente los primeros metros del rastro comprobando que habían gotas distanciadas unas de otras. Inmediatamente dejó el rastro para no contaminarlo y me contó lo sucedido.
Por el tipo de herida convenimos dejarlo hasta el día siguiente (H10) El tiro se había desde un puesto elevado y con flecha, por lo que la flecha entró "teóricamente" de arriba abajo.
La parte posterior de la flecha.
Poniendo la traílla y el collar.
Al día siguiente tras examinar el anchuss (la flecha estaba llena de sangre y contenido estomacal), le puse la traílla a Lis y comencé a rastrear sin perder el tiempo.
Las condiciones del rastreo eran idóneas, unos 3ºc, con algo de rocío, y no había llovido durante la noche.
Los primeros metros la perra iba muy fija y el cazador por detrás me confirmó que por ahí escapó el corzo. La sangre era escasa, a veces discontinua, pero pronto el rastro empezó a hacer cambios de sentido y la sangre desapareció.
Entonces la perra iba menos fija pero le dejé que trabajara. Como ví que había perdido el rastro le volví a llevar a la última sangre para que cogiera de nuevo el rastro.
La perra cogió el rastro de nuevo pero al de pocos metros cogió un rastro caliente. En ese momento pensé que sería de otro corzo pero ¿y si era el mismo que no estaba muerto? ¿Y si la herida no era mortal?¿
Dejé a la perra seguir ese rastro y al ver que no había sangre decidí quitarla sin saber si estaba haciendo lo correcto.
Comenzando el rastreo con optimismo.
Vamos guapa¡¡
Dejándola a su aire.
Mientras tanto el cazador estuvo buscando sangre en la retaguardia y marcando las últimas gotas. Como encontró una mancha de sangre llevé allí a la perra cogiendo el rastro yendo cada vez más fija.
En un punto del rastro dejamos a nuestra derecha un matorral manchado de sangre bastante alto. Lo curioso es que la flecha entró por el lado izquierdo, saliendo por el derecho pero siendo más baja la salida que la entrada. ESa es la teoría.
Por eso pensé que igual ibamos en sentido contrario, aún así dejé a la perra trabajar ya que iba muy fija y con sangre en el rastro.
Finalmente llegamos al corzo, la perra mordió su "premio" con ganas, no hubo que animarle nada, y yo y el cazador contentísimo. El rastreo tendría unos 250m que a mi se me hicieron bastantes largos largos por todas las vueltas que dí y la incertidumbre de si aparecería o no.
EL cazador ofreciendo su respeto a la pieza.
Yo felicitando a Lis, mientras ella no deja de morder su premio.
Observando las heridas vimos que la entrada, estaba más baja que la salida, de ahí que la mancha en el matorral fuera tan alta.
Supongo que el corzo al sentir el ruido de la flecha-arco se inclinó hacia la derecha para pegar una arrancada hacia ese flanco y refugiarse en el bosque.
No es habitual este tipo de heridas pero al ser los corzos tan rápidos y las flechas relativamente tan lentas, hay que tenerlas en cuenta a la hora de rastrear para no despistarnos.
Conclusión:
Siendo un novato estoy encantado con el resultado y con Lis, pero soy consciente que tengo que trabajar mucho para que se centre mejor en el rastro de sangre (aunque no haya sangre) y pase de los rastros calientes. ¡¡Dicho así suena muy sencillo!!
Dejar la noche de por medio fue crucial para que el animal se tumbara y muriera en paz. Igual de crucial fue la sangre encontrada por el cazador para poner posteriormente a la perra en el rastro. Al final entre todos conseguimos nuestro objetivo que es lo que importa.
El que no lloviera también fue un factor decisivo ya que la sangre que había era muy escasa y yo sólo disponía de una hora más para poder rastrear.